Artículo de Marc Lamuà

Avanza el Estatuto del Artista

Uno de los temas más complejos a los que debemos enfrentarnos para poder dignificar, ayudar y generar espacios de profesionalización reales en nuestra Cultura es el de la intermitencia en nuestras actividades culturales

OTROS ESCENARIOS POSIBLES  EL CONJUNTO A CONTRA BLUES - ACONTRA BLUES -  ACTUA EN EL FESTIVAL BARCELONA DISTRICTE CULTURAL - CIRCUITO CULTURAL EN LOS BARRIOS - EN EL CASAL DE LA FONT DEN FARGUES - HORTA - EN BARCELONA  FOTO MARTI FRADERA

OTROS ESCENARIOS POSIBLES EL CONJUNTO A CONTRA BLUES - ACONTRA BLUES - ACTUA EN EL FESTIVAL BARCELONA DISTRICTE CULTURAL - CIRCUITO CULTURAL EN LOS BARRIOS - EN EL CASAL DE LA FONT DEN FARGUES - HORTA - EN BARCELONA FOTO MARTI FRADERA / Martí Fradera

Marc Lamuà

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'Eppur si muove', dicen que les contestó finalmente Galileo a su tribunal vaticano después de que lo obligaran a abjurar de su heliocentrismo. Más allá de su veracidad, ha cuajado como ilustración de que algo que no sea cierto por más que se admita, incluso ante un tribunal, no se convertirá en certeza.

Poco podíamos imaginar en 2018, cuando se aprobó el informe de la subcomisión del Estatuto del Artista en el pleno del Congreso, todo lo que le seguiría: dos elecciones generales, una pandemia global o una guerra en suelo europeo. Todo ello se sumaba a una situación que se añadía al ya maltrecho sector cultural de España, que empezaba tímidamente a levantar la cabeza después de la crisis de principios de siglo.

Con el Real Decreto que se aprobó el pasado 7 de abril en el pleno del Congreso de los Diputados llegaba el primer fruto de mucho trabajo colectivo, del Gobierno y de todos los sectores de la Cultura que se han implicado directamente en la fase actual de maduración del Estatuto del Artista. Uno de los temas más complejos a los que debemos enfrentarnos para poder dignificar, ayudar y generar espacios de profesionalización reales en nuestra Cultura es el de la intermitencia en nuestras actividades culturales, algo que nos ha lastrado por décadas y que el estatuto pretende ayudar a solucionar.

Aprobar el decreto en donde creamos un contrato laboral artístico de duración determinada y en donde se reconoce la excepcionalidad de artistas y técnicos culturales para que no sean penalizados con los contratos inferiores a treinta días es un primer paso, sin duda. Además, para poder llevarlo a cabo, adaptamos y ampliamos la definición de espectáculo público para poder cubrir también a los técnicos y auxiliares que adolecen de la misma temporalidad en su dedicación profesional a la Cultura, un elemento largamente reclamado y que se hizo más presente que nunca en las problemáticas del sector durante la pandemia.

Se ha dicho largamente que el Estatuto estaba parado, nada más lejos. Como ya había anunciado el ministro Iceta, una comisión interministerial lleva meses trabajando intensamente para dar forma a la guía que estableció la comisión de Cultura. Siete ministerios implicados, tres reuniones de alto nivel, cuatro grupos de trabajo del Gobierno con los sectores que llevan más de veinticinco encuentros en los últimos meses, todo ello para tener ya acordadas más de dos tercios de las propuestas que salieron del documento de la subcomisión en el año 2018. Un trabajo que muchos hicieron pensar que se demoraría años y que ya está, por el contrario, dando sus frutos.

El Estatuto del Artista es un esfuerzo colectivo y de abajo a arriba, pero sin duda, sin el impulso que el Ministerio de Cultura le está dando en este mandato probablemente sí se habría demorado innecesariamente. Saber que estamos en disposición de tener dos tercios de las medidas a las puertas de completarse legislativamente es la mejor de las noticias para certificar lo que muchos defendimos y defendemos, que este Gobierno nunca ha parado en el trabajo necesario para hacerlo realidad. A pesar de agoreros, a pesar de que se repita mil veces que no se avanza, la semana pasada un paso más, y los que quedan. 'Eppur si muove'.