El nuevo túnel
Editorial

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Mala previsión en los atascos en Glòries

túnel glòries

túnel glòries / Manu Mitru

Mientras el Ayuntamiento de Barcelona defiende que los atascos en el túnel de la plaza de las Glòries son circunstancias previstas y que el funcionamiento es «el esperado», los usuarios y la oposición critican al gobierno municipal por lo que consideran una chapuza que entorpece el tráfico y que genera más tensión en el acceso a la capital. Conviene recordar que el túnel se ideó para crear un entorno más amable para los vecinos y reducir las molestias de ruido y contaminación del tráfico. Sin embargo, debería hacer posible que los mismos vehículos que hasta ahora circulaban en superficie lo puedan hacer ahora bajo tierra. Que no se pueda absorber el mismo flujo puede deberse a una mala gestión en su estreno o, todavía peor, a un diseño que no se adapta a las necesidades actuales de este acceso a la ciudad.

Al Ayuntamiento le faltó previsión y no podía pretender que el primer día, solo con recomendarlo, fueran a entrar menos coches a la ciudad en plena hora punta. Después de siete años en obras y con un presupuesto que supera los 190 millones de euros, la infraestructura debería ser capaz de cumplir la función para la que fue diseñada. Otro asunto sería si los atascos que ahora se producen tengan realmente una función disuasoria. Se trataría entonces de una estrategia no explicada con suficiente transparencia y a la que, para tener éxito, le faltaría una alternativa real de transporte público, que no es válida para todos los conductores que ahora entran por Glòries.