GOLPE FRANCO

Superman no vive aquí

Neymar y Messi.

Neymar y Messi. / AFP

Juan Cruz

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Podría pensarse que el PSG de Messi, Mbappé y Neymar era como Superman, y no, no lo era, era un equipo sin alma y con mucho dinero, y ya se sabe que, en el fútbol, el dinero tampoco da la felicidad.

Es tan débil, o puede serlo, el equipo más poderoso del mundo, que ni siquiera esa tripleta compuesta por los tres jugadores mejor pagados se puede recitar ya así, Messi, Mbappé, Neymar, porque la derrota de Madrid dejó más o menos intacto el prestigio del francés mientras que los iberoamericanos entraron en la fase líquida de su vida, cuando ya dejan de respetarlos hasta los que les pagan los cheques. ¿Puede decirse otra vez así la alineación? ¿No será Mbappé el más grande y los otros tan solo clase de tropa a la espera del destino que les marque su fracaso?

Ahora ni Messi es el más grande, ni Neymar alcanza a ser respetado por los que lo consideraban el heredero directo del astro argentino. De modo que Superman, es decir, no existe ese futbolista extraordinario capaz de vencer sólo invocando su nombre en singular. Ese futbolista se está diluyendo frente a realidades más colectivas, menos omniscientes, y para ganar no bastan ni la inteligencia ni el poderío, sino la conjunción de saberes o inteligencias.

Mbappé celebra su gol al Real Madrid en el Parque de los Príncipes.

Mbappé celebra su gol al Real Madrid en el partido del Parque de los Príncipes de París. / EP

Para marcar el 0-1 del Barça en el Bernabéu hizo falta, como dice un célebre verso del poeta Ángel González, un largo tiempo, muchos astros sirviendo al fin una pelota que remataría el más modesto de los recién llegados. Ese juego colectivo, inaugurado casi siempre por el más veterano de todos, Busquets, dio al traste con la confianza que mostró Ancelotti de que al Madrid le bastaba un soplo para sustituir la tormenta humana que es, para las defensas, el milagroso Benzema.

El fútbol ya no es de supermanes, o si existen y se lesionan ponen demasiado en evidencia la triste realidad de que nadie es eterno. Todos somos sustituibles, hasta Putin, y a lo mejor aquellos tres ídolos franceses hubieran sido peores que tres que vinieran de las tinieblas del banquillo para incorporarse, más inspirados, al lugar de los astros.

Todos a una

El Barça ha hecho incorporaciones que parecían transitorias, como suplentes humildes, y han sido ellos los que, marcados por la varita de Xavi, han salvado al equipo de la quema. Nadie es ahí ahora Superman, pero miren lo que han hecho siendo todos a una, como el francés D´Artagnan. Esa imagen de Piqué aleccionando a Vinicius, haciéndolo entrar en razón, es la imagen de un gnomo poniendo en su sitio al que se creyó el león con la piel de Benzema.

El fútbol es un conjunto de azares que pone en orden el entrenador, que tampoco es Superman, pero si es listo es capaz de hacer de su equipo algo así como un huracán que deja al otro boquiabierto. Vinicius fue el chico boquiabierto mientras Piqué le decía por dónde se iba al refugio de la realidad. Y, en general, el Barça fue Piqué porque el central ya no es el individuo que fue sino parte del plantel en el que ahora es como todos. Todos a una, ese fue el Barça renacido en manos de Xavi, que sabe muy bien de qué va esta película en la que Superman es un conjunto. 

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