Artículo de Alejandro Giménez Imirizaldu

Una Barcelona más verde

La conexión del tranvía por la Diagonal será más eficiente, sostenible y capaz que ningún autobús y no, no se convertirá en una barrera infranqueable

tranvia tramvia Barcelona  render imagen virtual diagonal

tranvia tramvia Barcelona render imagen virtual diagonal / El Periódico

Alejandro Giménez Imirizaldu

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Cuentan los viajeros franceses del siglo XVIII que Barcelona era una ciudad verde y blanca. El verde de los pastos y el blanco de las coladas tendidas al sol por las ‘bugaderes’, desde Montcada hasta el Portal Nou. Entraban por el Besòs, junto al Rec Comtal, siguiendo el camino de Aníbal, que lleva desde Cádiz a Narbona por Ribes de Freser. La vía romana ha resistido, tozuda, a los embates de la urbanización moderna y puede recorrerse, todavía hoy, desde levante hasta poniente. Es la calle de los mil nombres: Gran de Sant Andreu, Gran de la Sagrera, Carretera del Clot, de Ribes, Carders, Corders, La Llana, La Bòria y el Cardus de Llibreteria hasta la plaza de Sant Jaume. Desde allí sigue alternando topónimos hacia L'Hospitalet y por el Llobregat arriba. Atraviesa la ciudad con trazado tembloroso, las pendientes suaves del transporte a sangre y la anchura justa para un carro de ida y vuelta. Una vía compacta, mineral, intensa y cuajada de pequeño comercio.

Ramblas, rieras y torrentes dan título a muchas de nuestras calles. Recuerdan que esta ciudad, dura y dinámica, se asienta sobre deltas de fértiles expectativas

Barcelona es una ciudad, no un pueblo, claman algunos automovilistas. Es verdad. Quedan lejos aquellos paisajes rurales surcados por las aguas, aunque persisten en las placas: Jonqueres, Maresme, Bogatell, Llacuna… Ramblas, rieras y torrentes dan título a muchas de nuestras calles. Recuerdan que esta ciudad, dura y dinámica, se asienta sobre deltas de fértiles expectativas.

En ‘Vida y muerte de las grandes ciudades americanas’, 1961, Jane Jacobs acuña el concepto ‘Eyes on the street’. Ojos sobre la calle. Viene a decir que un espacio no es más seguro cuanto más reglado esté o más policía lo patrulle, sino cuando el señor que lava los platos mientras vigila a los niños, la señora que lee en el balcón o el tendero que saca un cesto de manzanas a la acera se lo hacen propio. No todo el pensamiento urbanístico coincide con la destacada escritora y activista norteamericana. Para autores como Richard Sennet, esa idea de los ojos contradice la esencia de lo urbano: ¿Qué pasa si quiero ponerme peluca y unos tacones de vértigo y confundirme en la noche? O si hay que vender algo ambulante e informal para poder comer. ¿Y si tengo que manifestarme contra una fea injusticia y necesito preservar mi identidad contra la represión? La ciudad se convierte entonces en un escenario de flujos cívicos que protege el anonimato. 

A Jacobs le gustaban las plazas pero no tanto los parques. El Central Park de su época viene señalado como ‘AYOR, at your own risk’, en la guía gay ‘Spartacus’ de Nueva York. Por tu cuenta y riesgo. Sonia Rescalvo pagó con la vida su recuerdo en una glorieta del parque de la Ciutadella. Ahora da nombre a la plaza entera, lo que permite su entrada de pleno derecho en un nomenclátor, el de Barcelona, cada vez más sensible a la memoria de las resistentes. Es una explanada de albero arbolada. Tiene una gran fuente, un lago pequeño y barquitas de remo romántico. Fieras cautivas rugen miedos y tristezas como música de fondo.

Se anuncia por fin el inicio de las obras de conexión de los tranvías por la Diagonal. Permitirá ir del Campus de Llevant a Zona Universitària sin trasbordos, para acercar barrios y poblaciones. Será más eficiente, sostenible y capaz que ningún autobús, eléctrico o nuclear y no, no se convertirá en una barrera infranqueable porque su velocidad comercial es de 18 km/h y su frecuencia de cuatro minutos en hora punta. En cambio aliviará el caudal de motores actual y moverá a mucha más gente de forma más segura. Menos claxon, acelerones y tubos de escape. Más campanillas. ¿Que es mejor el metro? Sin duda. Y el teletransporte. No nos pongamos excluyentes, todo es avanzar al ritmo de la demanda, la tecnología y los recursos disponibles. 

Dos proyectos en marcha apuestan por la recuperación de la memoria de nuestras aguas: el del Rec Comtal a levante y el del Canal de la Infanta a poniente. Carles Enrich y Ferran Sagarra, respectivamente, hacen más que recordar: proponen acciones que aprovechan el potencial del agua como soporte de unos espacios públicos más frescos, blandos y vivos. Vivos de vida vegetal y animal. Aves, insectos, reptiles, anfibios… Incluso algunos mamíferos del orden de los primates que estamos aprendiendo a vivir y convivir mejor y más despacio. En una Barcelona más verde.

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