Reivindicación de la verdad

En la era de la impostura, en estos días en los que sonreímos en Instagram y lloramos detrás del objetivo, en los que bautizamos como ‘fake news’ las mentiras, falsedades, manipulaciones, falsificaciones, bulos, infundios, falacias o chismes (y qué amplio es el vocabulario de la realidad), en estos días, todo aquello que huele a verdad, que destila sinceridad, con todas sus imperfecciones y contradicciones, produce un efecto balsámico. Una invitación a abandonar los trajes de atrezo que nunca acaban de encajarnos bien. 

Y eso es lo que hizo Andreu Rifé en su espectáculo ‘Confessions d’un artista’ en el Teatre Romea. Un acto de un solo día en el que el actor, músico, autor y director teatral diseccionó su trayectoria artística y desnudó aquellos compases, frases o imágenes ajenas que, de algún modo, acabaron formando parte de su obra. ¿Dónde empieza la copia y acaba la inspiración?, se preguntaba Rifé. ¿Es lícito callar o adornar parte del proceso creativo para contentar a la crítica? Con una proximidad que provocó las carcajadas del público, el espectáculo se conformó como un potente artefacto de reivindicación de la dimensión humana. Con todas sus contradicciones y fortalezas. Eso es la verdad.  

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