Apunte

El fútbol y Josep Pla

Busquets y Pedri, junto a Modric, en el último clásico del Bernabéu.

Busquets y Pedri, junto a Modric, en el último clásico del Bernabéu. / Juanjo Martín / Efe

Josep Maria Fonalleras

Josep Maria Fonalleras

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Por unas circunstancias que no vienen a cuento, estoy releyendo 'Humor, candor...', un volumen delicioso de la obra completa de Josep Pla. Habla, entre otros pretextos, de fútbol. No puede decirse que Pla fuera un fanático de los asuntos deportivos. Los miraba, cuando lo hacía, con el espíritu observador y cáustico con el que contemplaba las cosas que hacemos los humanos.

En una visita al Camp Nou (no lo dice, pero se deduce que es el Estadi («Me parece soberbio», escribe), se fija sobre todo en «el perfume del tabaco de La Habana que flota sobre el partido». Eran, claro, días en los que se podía fumar y se fumaba mucho en los campos. Se fija en esto y en las causas que hacen que la gente se reúna para ver un partido: «La soledad es tan grande, el aburrimiento, entre semana, es tan profundo que cuando llega el domingo la necesidad de ponernos uno al lado del otro para hacer acto de presencia y proclamar que uno también existe se hace irresistible».

Dos líneas de opinión

El de hoy puede ser uno de estos domingos, pero el paro de selecciones lo estropeó, justo cuando ya pensábamos que la fiesta del Bernabéu no debería acabar nunca. Justo en el momento en que hemos llegado a imaginar que lo que resta de temporada será como esa noche memorable que pudo ser histórica si entran dos o tres más. 

En cuanto a la goleada en el campo del Madrid, existen dos líneas de opinión. Los que querían más (para infringir una derrota de las que no se olvidan, de las que pasan de generación en generación) y los que consideraron que la presión, el toque, la clase, después del cuarto gol, ese baño futbolístico, era mucho más humillante para el enemigo que una diana de más. 

Liga imposible

Tenemos que bajar de la nube. Aunque ahora los más optimistas ya manejan la calculadora, lo cierto es que la Liga es imposible. Y que encontraremos obstáculos que ahora ni siquiera podemos imaginar, también en Europa. Después del clásico, apoyados en la euforia y pensando que el proyecto Xavi es ya una realidad tangible, vendrán dificultades impensadas, errores, fragilidades. Calma, pues. 

El fútbol es un deporte que se juega con los pies pero que se piensa con la cabeza. Pla consideraba que «una pelota no se puede dominar totalmente si no se utiliza todo el cuerpo, sobre todo si no se utiliza el órgano de aprensión más eficaz de la especie humana, que son las manos», y es por eso que no entendía el fútbol, que «se juega exclusivamente con los pies, sin intervención de cualquier órgano superior». 

Si el escritor hubiera visto a Busquets o Pedri la otra noche, si alguien le hubiera contado que es con el cerebro que se fabrican los partidos, quizá habría cambiado de opinión. «El fútbol despierta las peores pasiones», dijo Borges, que tampoco era del ramo y que añadió que era «uno de los peores crímenes cometidos por los ingleses». Quizá sí, pero cómo lo echamos de menos, cuando no está, para demostrar que todavía estamos vivos. 

Suscríbete para seguir leyendo