Artículo de Álex Sàlmon

La tormenta perfecta del transporte

Cuando Danone dice que se verá obligada a detener su producción de yogures a causa de esos paros, es que la cosa es grave y el Gobierno se lo debería tomar muy en serio

Huelga de transporte: los camiones bloquean los accesos al puerto de Barcelona

Huelga de transporte: los camiones bloquean los accesos al puerto de Barcelona. /

Álex Sàlmon

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Lo del transporte en España no es una huelga, pero sí un paro. Este tipo de acciones son peores que las primeras porque no están regladas. No hay ley, ni servicios mínimos. Así, aunque solo represente al 15% del colectivo, son una gravísimo problema para la Administración.

Puede parecer jocoso y excesivamente reduccionista, pero cuando Danone dice que se verá obligada a detener su producción de yogures a causa de esos paros, es que la cosa es grave y el Gobierno se lo debería tomar muy en serio.

Existen muchas razones para entender por qué el presidente Sánchez está actuando con una dinámica poco activa frente a los más activos. Y puede que hasta tenga razón. Lo sustancial, en este caso, es que se avecina una tormenta perfecta que debería evitar. Y no es una cuestión ideológica. De existir en este momento en la Moncloa un Gobierno del PP, los riesgos serían los mismos.

Cuando a un autónomo no le sale a cuenta llevar tomates o fresas en su camión, mejor se queda en casa. Tiene poco que perder porque soporta una mínima carga empresarial.

Por ello, a ese autónomo le es más rentable paralizar los flujos de suministros del país obstaculizando una rotonda, por ejemplo, en la Zona Franca, que no ingresando lo que sabe que no ingresará. 

No es la primera vez que la llamada Plataforma para la Defensa del Sector de Transporte se moviliza. Se fundó en 2007 y, según explican en su propia web, su historia comienza con un grupo de autónomos. Las movilizaciones de aquellos años, que se alargaron hasta el 2010, paralizaron durante siete días de junio de 2008 el transporte del país.

Una de aquellas marchas acabó con la muerte de un huelguista, atropellado por la furgoneta de un transportista que no se quiso detener en la rotonda donde se manifestaban, junto a Mercagranada. 

Otro conductor de una empresa de transporte, que no se había adherido a la huelga, tuvo que salir de su camión incendiado mientras dormía en un polígono cercano a Alicante.

Mirar hacía otro lado no soluciona un problema que apunta a enquistarse en la tormenta perfecta que se le avecina a Sánchez. Precios de los carburantes disparados, transporte paralizado y una parte de la oposición radicalizada con ganas de carnaza.     

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