Artículo de Álex Sàlmon

En el centro, los maestros

La sociedad precisa resituar al profesor en el centro de la vida pública y privada. Los maestros se han de empoderar, ese término tan de moda y que sirve para todo

Álex Sàlmon

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Es necesaria una revolución pedagógica. La sociedad precisa resituar al profesor en el centro de la vida pública y privada. Los maestros se han de empoderar, ese término tan de moda y que sirve para todo.

Las movilizaciones de estos días no van del todo en esa línea. Han sido necesarias dos provocaciones para que los educadores salieran a la calle: un sobresaltado cambio en el calendario escolar y la prepotencia del Departament de Educació. 

Sin embargo, el debate estaba en la mesa desde hacía tiempo. Y no se trata de lo que le ha llegado a la mayoría de familias, que se resume en empezar el curso lectivo una semana antes. No va de eso. Los temas que preocupan están relacionados con la implantación del nuevo currículum educativo y de mejoras presupuestarias.

Este último punto es fundamental. De no hacerse bien, la generación de jóvenes que se está gestando ahora en las escuelas puede acabar con unas carencias emocionales muy profundas. El tema es serio. Se precisan psicólogos en cada centro. Algunos pequeños ayuntamientos lo asumen en su presupuesto. Como en L’ Arboç (Tarragona).

Ya no se trata de controlar las dificultades de evaluación cognitiva del alumno, algo que estaría relacionado con el nuevo currículum, sino de asistir al propio rol del estudiante. Evitar las depresiones que se reproducen entre una gran mayoría de alumnos de Primaria y ESO. Estos son los debates en que debería estar el 'conseller' Gonzàlez Cambray que, a diferencia de otros 'consellers', jamás fue profesor de Primaria, ni de instituto. Y se nota. Habla otro lenguaje.

Por ello, tendría que haber actuado con mayor sutileza. ¡O no! Puede que, en realidad, su objetivo fuera otro. Extraer de las miradas informativas la obligatoriedad de una asignatura incómoda para su 'conselleria'. 

Además, y ya que estamos, la educación en Catalunya precisa de no ser tan memorística. Necesita trabajar en las llamadas competencias, algo parecido a los créditos, y eliminar expresiones como “en procés d'assoliment”. O sea: suspendido.

Si Cambray quiere lograr que los maestros vuelvan satisfechos a las aulas tendrá que ponerse las pilas. Y a las familias tampoco las ha seducido. Eso importa, si algún día quiere presentarse a unas elecciones. Que todo acaba sabiéndose.

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