Opinión | Análisis

Rafael Tapounet

Rafael Tapounet

Periodista

Ter Stegen: portería o puerta

Ter Stegen despeja un balón en un entrenamiento del Barça en Sant Joan Despí

Ter Stegen despeja un balón en un entrenamiento del Barça en Sant Joan Despí / FCBARCELONA

Una de las revelaciones que Joan Laporta deslizó en ese encuentro informal con periodistas en el que hizo balance de su primer año de mandato (segunda época) es que la dirección deportiva del FC Barcelona está buscando un portero que en la próxima temporada le compita el puesto de titular a Marc-André ter Stegen. No está muy claro si el apunte era un simple disparo al aire ante el runrún que ha suscitado el decepcionante desempeño del guardameta alemán en los últimos meses o si respondía a una decisión firme y la búsqueda ya está avanzada, pero, en cualquier caso, se antoja una operación poco razonable.

Eso de fichar a un jugador para intentar elevar el nivel de otro que juega en su misma posición puede tener sentido en los casos en los que el futbolista titular baja su rendimiento porque no necesita esforzarse mucho para asegurarse la presencia en el equipo (piensen en los últimos años de Jordi Alba), pero ese no parece ser en absoluto el problema de Ter Stegen. Si la crisis de juego del portero de Mönchengladbach tiene relación con las molestias en el tendón rotuliano de la rodilla derecha que le obligaron a pasar por el quirófano en el verano de 2020, la competencia de otro guardameta no resolverá sus problemas. Y si lo suyo es, principalmente, una cuestión mental, seguro que hay mejores maneras de fortalecer la confianza del cancerbero germano que amenazar con sentarlo en el banquillo.

Para volver a aspirar a los grandes títulos, el Barça necesita un portero indiscutible. Como lo fue Ter Stegen entre 2017 y 2020, después de que la marcha de Claudio Bravo pusiera fin a las rotaciones bajo los palos. Si los responsables deportivos del club entienden que el alemán es recuperable (a sus 29 años debería serlo), harían bien en mostrarle su respaldo y poner los medios para ayudarle a encontrar su mejor forma. Y si no confían en él, lo mejor es buscarle una salida e invertir en un guardameta de primer nivel en el que sí crean. Cualquier solución intermedia suena a gesticulación inútil y, sobre todo, a potencial fuente de mal rollo.

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