Casa compartida
Hacía un tiempo que añoraba una habitación para no estar sola, para llenarla de gente que quiero, de gente que admiro, de gente que quiero cerca. De este rincón no nos hablaron en los libros
Somos muchas las que hemos crecido reflejándonos en la habitación propia de Virginia Woolf. Buscando aquel rincón para dedicarnos a nuestros libros, nuestras fantasías, nuestros sueños. Aquel rincón que nos permitía ser nosotras mismas, o inventarnos una nueva cada día. Un espacio propio, íntimo, privado. La habitación propia era un tipo de espacio donde llegar. Era más importante llegar, mantenerlo, que lo que después hicieras. Podía ser, la habitación propia, muy pequeña. No valía gran cosa, solo la seguridad que aquel espacio existía, que podías acceder.
Personalmente, la investigación de la habitación que la Woolf dijo que era imprescindible para una mujer que quería escribir se convirtió en un reto. En todas las casas donde he vivido, que han sido unas cuantas, la buscaba: un rincón, un escritorio. Cualquier cosa me servía para considerarla. A veces, mi habitación propia ha sido mi ordenador, una habitación itinerante, nómada, con capacidad de adaptación. Pero siempre la he encontrado y nunca más he olvidado las palabras de Virginia Woolf.
Hacía un tiempo, en cambio, que añoraba la casa compartida. Una casa donde también tengo libros, fantasías y sueños. Una mesa puesta siempre a punto. Una habitación con las puertas muy abiertas. Una habitación para no estar sola, para llenarla de gente que quiero, de gente que admiro, de gente que quiero cerca. De esta habitación no nos hablaron en los libros. Es un lugar donde desprenderse de los miedos, y de las desazones, y donde poderte liberar para hablar a chorro, o para callar también a chorro. Ya no basta, tanto tiempo después, con la habitación propia para escribir. Ni para vivir. Sigue siendo importante que la encuentres, esta habitación propia, pero no es menos importante que la casa compartida donde reunirte con tus amigas, con tus amigos, con gente desconocida, con quien acaba de entrar en tu vida, con quien está a punto de salir. Con la gente que se cruza en tu camino y lo hace más dulce, más amable. Infinitamente más estimulante. Que te ayuda a pensarte. Y que cuando cambies esta casa, cuando cierres por última vez esta puerta para abrir otras nuevas, estarán para siempre contigo.
Suscríbete para seguir leyendo
- Una intensa granizada impacta en Barcelona y el litoral catalán
- El SMS que Hacienda está enviando a todos los que han hecho esto en su declaración de la renta
- Sumergir los pies en vinagre, la nueva tendencia que arrasa: estos son sus beneficios
- Catalunya rechaza el reparto de menores no acompañados llegados a Canarias que propone el Gobierno
- Encuesta elecciones Catalunya: El PSC se afianza en cabeza y Junts toma la delantera en su pulso con ERC
- Saltan las alarmas por el estado de salud de uno de los Mozos de Arousa
- Una familia recupera la titularidad de un piso de Girona tras varios intentos de desahucio
- Un luchador iraní es golpeado por el público y suspendido de por vida tras pegar una patada a una chica en el ring