Pros y contras

Mujeres que florecen: banalizar la revuelta

Un ramo de rosas, en una floristería de Madrid con motivo de san Valentín.

Un ramo de rosas, en una floristería de Madrid con motivo de san Valentín. / Efe

Josep Maria Fonalleras

Josep Maria Fonalleras

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Hace tiempo envié un ramo de flores a través de una cadena que las manda a domicilio. Como es natural, recibo a menudo su propaganda. También ahora, en conmemoración del Día de la Mujer. Me ofrecen un ramo estrella, porque "cada mujer es única y merece un regalo especial". Se trata del “Superwoman”, una combinación floral delicada con rosas y crisantemos. Me dicen: “Invita a las mujeres que amas a florecer” y me recuerdan que “las mujeres siempre florecen gracias a la constancia en alcanzar sus sueños”. Salgo a la calle y veo tiendas de perfumes y cosméticos que proponen descuentos y regalos de camisetas o bolsas con el lema “Soy una mujer; ¿cuál es tu súper poder?” si realizas una compra de más de 50 euros. Una joyería presenta un colgante en forma de candado (¡de candado!) como “recordatorio de la sororidad”.

Y podría seguir. Las reivindicaciones más justas se convierten en carne de escaparate; bajo la apariencia de la revuelta se justifica el consumo, la “revolución derechista del consumismo”, que Pasolini identificaba con el fascismo contemporáneo. Lo decía en 1970. Y, como era de esperar, la cosa ha ido a más. El hambre insaciable del capitalismo celebra lo que se tercie, también el 8 de marzo.

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