Liderazgo inclusivo para un mañana sostenible

Para alcanzar un mundo mejor, que es un objetivo común, es preciso que hombres y mujeres trabajen juntos, de la mano

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Nuria Chinchilla

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Naciones Unidas declaró el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer en 1975. Para este año 2022, el lema elegido ha sido ‘Igualdad de género hoy para un futuro sostenible’. Precisamente hablando de sostenibilidad, igualdad y liderazgo me gustaría celebrar este 8 de marzo.

Quisiera empezar por la equidad, es decir, igualdad de derechos e igualdad de oportunidades. Y no solo para las mujeres, sino para todas las personas. Pero partiendo de la diferencia y la diversidad, porque cada persona es única e irrepetible. Si hablamos en serio sobre diversidad, tenemos que hablar de la persona individual, del principio de dignidad y del respeto y observancia de los derechos que como tal la acompañan. Cada uno de nosotros, hombre o mujer, tenemos nuestra propia y exclusiva mezcla de capacidades, limitaciones, creencias, experiencias… Solo desde un reconocimiento de las diferencias y el respeto de las mismas podemos argumentar el valor del estilo de liderazgo femenino y su papel en ese futuro sostenible y en paz al que todas las personas de bien aspiramos.

Quienes nos dedicamos a la formación de directivos y empresarios sabemos que mujeres y hombres tienen formas diferentes de afrontar el día a día empresarial. Ni mejor ni peor, diferente. Si estas diferencias se gestionan adecuadamente, pueden ser no solo complementarias sino también sinérgicas. Es lo que vengo llamando feminismo sinérgico, sin confrontaciones, que, pivotando sobre las diferencias, tiene un efecto multiplicador en todos los sentidos. No se trata de luchar uno contra otro, sino de construir conjuntamente un mundo mejor: una familia más fuerte, una empresa más sólida y una sociedad más sostenible. Y para ello hace falta facilitar a las mujeres el acceso a los centros de toma de decisiones en condiciones de igualdad de oportunidades, permitir e impulsar su visibilidad y escuchar su voz.

En 2020 se logró que, por primera vez, todas las cotizadas del IBEX 35 contaran con, al menos, una mujer en sus consejos, aunque en los comités directivos no llegan al 20%

En este sentido, aunque se ha avanzado mucho en España, los datos muestran que aún hay camino por recorrer. En la última edición del informe 'Las mujeres en los Consejos de las empresas cotizadas', que elaboramos Atrevia y el IESE anualmente, la presencia femenina en el IBEX-35 en 2021 subió al casi 34%, es decir, se incorporaron 10 mujeres más a los consejos y así, de los 439 asientos, 149 están ocupados ya por mujeres. A lo largo de los últimos 12 años, los consejos del IBEX han incorporado 96 consejeras más. Y en 2020 se logró que, por primera vez, todas las cotizadas del selectivo contaran con, al menos, una mujer en sus consejos, alcanzándose la media deseada de cuatro consejeras por empresa. En los comités directivos, sin embargo, no llegan al 20%.

Otro logro conseguido, ¡la incorporación de la mujer al ámbito tecnológico! Por primera vez la presencia femenina en los consejos del IBEX de empresas de tecnología y telecomunicaciones alcanzó el 37%, lo que lo sitúa a este sector del mercado continuo en el más cercano al 40% que pide la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).  

La pandemia ha impactado de manera desigual en este asunto. Por una parte, es cierto que se han perdido más empleos entre las mujeres que entre los hombres, y muchas han tenido que abandonar el mercado laboral acuciadas por las crecientes demandas domésticas. Pero, por otro lado, la rápida digitalización de procesos y la implantación de medidas urgentes de flexibilización van a permitir, si se completa su implantación, una mayor facilidad para la conciliación. Aún es pronto para establecer y medir impactos claros del covid en el liderazgo femenino, pero todo parece apuntar a que la flexibilidad laboral en espacio y tiempo ha llegado para quedarse.

Cada nueva generación disfruta de una mayor sensibilidad social hacia la cuestión. La ONU afirma con rotundidad que «las mujeres del mundo desean y merecen un futuro sin estigma, estereotipos ni violencia; un futuro que sea sostenible, pacífico, con igualdad de derechos y oportunidades para todas las personas. A fin de lograr este objetivo, el mundo necesita mujeres en todas las mesas en las que se tomen decisiones». Y me pregunto ¿qué hombres puede haber que no deseen ese futuro sostenible y pacífico

La sostenibilidad, la paz y la justicia son aspiraciones que nos corresponden como personas, no como mujeres o como hombres. El ser humano anhela ese bienestar de manera innata. Tenemos un objetivo común y, para alcanzarlo, es preciso que trabajemos juntos, de la mano, para tomar decisiones teniendo en cuenta toda la realidad y con ambos ojos abiertos, el femenino y el masculino. Y esa realidad, por supuesto, nos incluye a las mujeres.