Día de la Mujer

Alcemos la voz, alcémonos por la paz

No podemos permitirnos caer en el desánimo. La lucha por la libertad es necesariamente esperanzadora porque el objetivo lo es. Y libertad es justicia y equidad

Manifestacion contra la guerra en Barcelona

Manifestacion contra la guerra en Barcelona / Elisenda Pons

Núria Iceta

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Es 8 de marzo y la lucha feminista es hoy más que nunca también una lucha por la vida y la dignidad, por la justicia, por la libertad, por el desarrollo de todas las personas en igualdad de condiciones. ¿Cómo no pensar en Ucrania? ¿en Melilla o en Afganistán? Miremos hacia el norte, miremos hacia el sur, miremos a nuestro alrededor. Las imágenes que nos llegan al móvil me incomodan porque no sé cómo gestionar este horror... ¿qué podemos hacer nosotros desde aquí, con nuestro Twitter de sofá? No podemos permitirnos caer en el desánimo. La lucha por la libertad es necesariamente esperanzadora porque el objetivo lo es. Y libertad es justicia y equidad.

En las plazas, el miércoles, alzábamos la voz contra la guerra. En las plazas, el domingo, alzábamos la voz por la dignidad y la igualdad de las mujeres en la Iglesia. En las calles, saldremos este martes para reclamar el fin de las violencias contra las mujeres, para exigir que podamos vivir en libertad y en pie de igualdad con los hombres en todas las dimensiones de la vida. Quizás no es mucho, quizás no sea suficiente.

En los últimos días he compartido una inquietud con varias personas, en algunas de estas concentraciones: ¿dónde están los jóvenes? Nada será igual después de la pandemia, está claro, y todavía no sabemos quién y cómo pagará más las consecuencias de estos dos años de aislamiento, pero no puedo evitar preguntarme ¿por qué no están? Las expectativas de futuro ya no van mucho más allá de lo que voy a hacer en los próximos seis meses. Y mantener la protesta sin tener expectativas de cambio es difícil.

“Vuestras guerras, nuestros muertos”. Me impresiona la contundencia de esa verdad. Vuelve la incomodidad. Ahora necesitamos saber cómo gestionarla, ni ahogarnos en ella, ni ignorarla. Futuro, Mundo, Paz, mayúsculas inalcanzables si las pretendemos solos y desde casa. Ni ingenuidad ni cinismo, siempre hay algo que podemos hacer. A pie de calle, quizá tenga razón mi amiga: “Lo mejor de todo esto es la gente que conoces”. Entre todas, todo. Solidaridad y sororidad de kilómetro cero.

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