El trasluz

Neurosis

Deberían darnos una medalla, un diploma, una copa, algo que nos acreditara como el país más neurótico de la Tierra

Cajas de medicamentos

Cajas de medicamentos

Juan José Millás

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España es el mayor consumidor de benzodiazepinas del mundo

EL MAYOR DEL MUNDO.

Las benzodiazepinas combaten la ansiedad, el miedo, el insomnio y el síndrome de abstinencia alcohólica, entre otros. ¡Qué cantidades de ansiedad, miedo, insomnio y síndrome de abstinencia alcohólica anidará entre nosotros para haber sido capaces de obtener esta extraña medalla de oro! Se lo comento a un psiquiatra amigo y me dice que las benzodiazepinas sirven para tapar la boca, es decir, para aliviar el síntoma. Te tomas una pastilla y te quedas planchado. El problema que provocaba la ansiedad no ha desaparecido, pero te importa un pito. Lo malo es que, para que te siga importando un pito, tienes que subir la dosis. Ello se debe a que generan tolerancia. Llega, en otras palabras, un momento en el que no te hacen nada porque el cuerpo se ha acostumbrado a ellas. A medida que subes la dosis, crece lógicamente la adicción.

Entre tanto, cuando despiertas, el dinosaurio (o la ansiedad) continúa allí y has de doblar la apuesta medicamentosa.

Significa que habría que acudir al origen de la ansiedad. La mía proviene del malestar que me produce un mundo en el que no acabo de encajar. Pienso en ello siempre que arreglo la puerta de un armario de la cocina con tendencia a salirse de quicio. Mientras manipulo sus bisagras, pienso en las mías, en las que me unen a mis contemporáneos. Llevo años retocándolas porque constituyen el punto de articulación de mi cabeza con la realidad. Pero o bien están hechas de un material basura o bien no logro atornillarlas con la necesaria firmeza. El caso es que, a temporadas, tomo benzodiazepinas. Soy, en fin, uno más de esa dura estadística.

Es difícil ser el número uno en cualquier cosa: en ciencia, en literatura, en artes plásticas, en deportes… Ser el número uno en consumo de ansiolíticos tiene su mérito también, pues implica ser el número uno en desasosiego. Deberían darnos una medalla, un diploma, una copa, algo que nos acreditara como el país más neurótico de la Tierra. Pero estamos tan sedados que no tenemos fuerzas para exigirlo.

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