Malentendido dialéctico

Las declaraciones de Borrell: Puigdemont, el Rey Sol

El comentario de Borrell hacía referencia a una huida. Era la de Yanukóvich, que primero lo intentó en helicóptero y después en coche. Pero el ombligo del 'expresident' es muy grande y su sol lo calienta todo

Borrell, a Rusia: "No cambiaremos derechos humanos por su gas"

Álex Sàlmon

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Las vidas evolucionan. Los individuos, también. Lo cotidiano de un día desaparece otro. Y así, la existencia se convierte en un aluvión de cosas que haces y dejas de hacer. El comentario jocoso de un momento se trastoca en una tontería diez años más tarde. La memoria lo borra. Hace un ‘reset’ mental, como para vaciar el disco duro biológico que todos tenemos.

Josep Borrell, que es como el ministro europeo de Exteriores, declaró que el presidente ucraniano, Zelenski, “no es el tipo de líder que huye escondido en un coche”. Oí el comentario por la radio. Entendí que lo hacía para animar de forma indirecta a un país al que no puede hacer socio del club de la UE. 

El mismo Borrell había declarado, el día de la entrada de las tropas rusas en Ucrania, que coincidía con el aniversario de la salida del que fuera jefe de Gobierno ucraniano, Víktor Yanukóvich. Coincidencia rusa calculada. 

En clave europea, el comentario hacía referencia a una huida. Era la de Yanukóvich, que primero lo intentó en helicóptero y después en coche. Pero el ombligo de Puigdemont es muy grande y su sol lo calienta todo.  

Debo confesarles que ni me di cuenta. No reparé en que Puigdemont huyó de España escondido en un coche. Ya lo siento. Han pasado más de cuatro años desde el famoso octubre. Demasiados para la cantidad de acontecimientos que transcurren en los tiempos que corren.

El independentismo es así. El centro de todo. Poco importa que las referencias de Borrell ya no estén en las coordenadas que lo volvieron a situar en la primera línea de la actualidad. El 'procesismo' adapta de forma innata la realidad a su ‘monovisión’ y redibuja lo evidente.

Cualquier declaración es una buena excusa. Y la de Borrell ha sido perfecta. Pillada al vuelo. Y bien desarrollada para los suyos. Ya se sabe que, en estos momentos, existe una necesidad de mantener a la parroquia en alerta.

Dos caras. Mientras Borrell alertaba en el hemiciclo de que Putin no se esperaba la unidad de Europa frente a sus arremetidas militares, Puigdemont lo desmerecía por las redes. La importancia de los ombligos con sol.   

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