Suscrita a la aventura de Anna Delvey

“Todos somos un poco Anna Delvey”, dice Arian Moayed, el actor que da vida en la ficción al abogado encargado de la defensa de la supuesta heredera alemana que consiguió estafar a bancos y a la élite de Nueva York para financiar un sueño y una vida imposible. Todd Spodek, que así se llama el abogado de Anna —cuyo verdadero apellido es Sorokin— ataca de esta manera el prejuicio moralista de los que se creen libres de todo pecado, limpios de cualquier atisbo de falsedad, por encima de la exageración o la autocomplacencia. Todd Spodek sabe que nadie es inocente del constante pecado de la mentira. Todos exageramos, estiramos la verdad más allá de lo que imaginamos y nos envolvemos en la versión de la realidad que nos parece más estilosa para triunfar en la fiesta de las vanidades del capitalismo. Una manta de excusas y justificaciones resistente al frío del invierno de consecuencias que nos espera… a algunos. Un invierno que, si llega, no es igual para todos, ¿verdad? Sobrevivir el frío no se traduce en la misma experiencia para cada uno de nosotros. Los privilegios se traducen en valores físicos sin que nos demos cuenta, y van más allá de los parámetros fijos que nos gusta imaginar. El mundo se convierte en un bosque de injusticias en el que perder todos nuestros valores, ya fueran reales o fingidos, para poder gritar a pleno pulmón lo difícil que es la vida, lo muchísimo que nos asusta el lobo. 

Anna Delvey es el producto de una mente genial que se negó a aceptar las circunstancias que le fueron dadas en la lotería de la vida. Anna Sorokin, quien tomó el apellido Delvey para construir la persona que siempre quiso ser, surge de la nada para hacer de Nueva York su casa. Encandila a la alta sociedad de la capital del mundo, conocida por ser exquisita y cruel a partes iguales, haciéndose un hueco por derecho propio y no por herencia o nacimiento. Anna, inmigrante rusoalemana de 20 años, se planta en la ciudad y decide hacerla suya, con las manos en los bolsillos vacíos y poniendo un pie delante del otro, caminando impasible hacia el futuro que decide merecer desde pequeña. ¿Cómo no caer fascinado por esta historia? ¿Cómo no querer saber más, saberlo todo, sobre una aventura imposible que aún no ha terminado? 

Shonda Rhimes, experta en encontrar y crear historias que alimentan el alma y encarcelan la curiosidad humana delante del televisor, nos trae a Netflix la historia de Anna Delvey inspirada en un artículo del 'New York Times', escrito por Jessica Pressler en 2018. Anna, interpretada por la fantástica Julia Garner, quienes muchos conocerán por su papel en 'Ozark', nos secuestra hábilmente en la miniserie de nueve episodios llamada '¿Quién es Anna?' con un magnetismo incandescente que parece atravesar la pantalla con cada mohín de sus labios, con cada mirada de exasperación con la que lacera a los demás personajes de su inverosímil historia. 

Anna Delvey es una obra maestra del mundo que hemos creado. Anna es un Robin Hood egoísta, y terriblemente narcisista, que ataca los cimientos de la feroz opresión clasista a la que nos hemos acostumbrado demasiado dócilmente. ¿Quién no querría saber más?

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