Apunte
La prima de Putin
El presidente ruso no solo nos marca en buena medida el precio de la energía sino que puede que condicione el precio del dinero
Agustí Sala
Redactor jefe de Economía
Además de El Periódico, trabajé de 1989 a 1990 en La Economía 16, como responsable de Economía en el Diari de Barcelona, de 1989 a 1990; en la sección de Economía de TVE Catalunya de 1987 a 1989, en Antena 3 de Radio, de 1985 a 1987 y en el Diari Menorca, de 1983 a 1985 y Radio 80-Menorca. Además la licenciatura en Ciencias de la Información por la Universitat Autònoma de Barcelona (1992-1986), tengo un posgrado en dirección general (PDG) 2011-2012y un curso de Márketing Digital y Redes Sociales por la EAE Business School
El incalificable ataque de la Rusia de Vladimir Putin a Ucrania ha removido de nuevo una economía que está saliendo del túnel de la pandemia del coronavirus. La amenaza de invasión, que muchos expertos consideraban un farol, se ha producido.
La verdad es que, en las últimas semanas, con su juego militarista, Putin había contribuido ya al encarecimiento del gas y del petróleo que, con la materialización del ataque, se han disparado. Y eso no hará más que repercutir en unos precios de la electricidad que ya se habían acomodado en unos niveles muy elevados. Como consecuencia se afianzan tasas de inflación no vistas desde hace tres décadas (6,1% en enero en España).
Además de Ucrania, con balas y misiles y sufrimiento de la población, Putin ha logrado tener la llave de buen parte de la economía global. Sus pasos y gestos, al ser uno de los mayores productores de gas y petróleo (sus mejores bazas), hacen que acabemos pagando la luz y la gasolina, que ya ha marcado varios récords en lo que va de año, cada vez más caras.
El Banco Central Europeo (BCE), que ya había abierto la puerta a subidas de los tipos de interés este mismo año, podría tener que revisar sus planes. En marzo preveían revisar la situación con nuevas estimaciones macroeconómicas. Ya lo han reconocido algunos de sus representantes.
De hecho, la persistencia de una inflación que ya no se centra solo en la energía y que puede subir más ha enternecido incluso a los más 'halcones' del BCE, que admiten que quizás habrá que esperar para subir los tipos de interés, en el 0% desde marzo de 2016. No se puede caer en el mismo error que en julio de 2008, con un BCE presidido por Jean-Claude Trichet, que elevó el precio del dinero del 4% al 4,25%, con la crisis financiera ya iniciada. Luego los tuvo que bajar a toda prisa, pero llegó tarde. Los gestores de la economía deben tenerlo en cuenta: del coronavirus, que se ha gestionado mejor que la crisis de 2008, hemos pasado a un nuevo coste, una nueva prima que lo encarece y enmaraña todo: Putin.
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