Independentismo

Independentistas fascinados por Putin: ¡Ay, si Francia fuera Rusia!

Putin fascina a un sector del movimiento independentista a pesar de que su ansiada llamada de reconocimiento a la república catalana no llegó nunca

Putin deposita flores en el memorial por las víctimas del sitio de Leningrado

Putin deposita flores en el memorial por las víctimas del sitio de Leningrado / Efe / Aleksei Nikolskyi

Jordi Mercader

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La agresión a Ucrania perpetrada por Rusia amenaza, también, cómo no, con ahondar la división entre independentistas en Catalunya. Un hilo de Twitter de Junts, pretendiendo casar el derecho de un Estado soberano a defender su integridad con los peligros de no respetar el derecho de autodeterminación, se ha convertido en un canto a la contradicción de su propia política y ha desatado la indignación de quienes se esfuerzan en ver a Putin como el Robin Hood de la autodeterminación de los pueblos. La declaración de Junts, escrita con mano torpe, no es otra cosa que la confirmación de la desorientación imperante en el independentismo oficial, incluida ERC, por supuesto: no quieren repetir fracaso y no tienen otro plan que abrazarse a la retórica. 

Este tipo de filigranas insostenibles da vida a los partidarios de la secesión por la vía que sea, aunque sea la del Donbás. Tanto da que las repúblicas autoproclamadas tras unos referéndums no reconocidos por la comunidad internacional y sustentadas por un conflicto armado sean el instrumento de Rusia para debilitar y posteriormente invadir Ucrania. Ni que los motivos de la maniobra de Putin no tengan que ver con la autodeterminación sino con las reminiscencias imperialistas que pasarían por tutelar la soberanía de un Estado independiente. Lo relevante para los ofuscados es la épica que proyecta un conflicto disfrazado de identitario, un ejemplo de heroicidad con el que abofetear a los timoratos gestores del 1-O, ahora instalados en la Generalitat.

Putin fascina a un sector del movimiento independentista a pesar de que su ansiada llamada de reconocimiento a la república catalana no llegó nunca, enturbiando todavía más la esforzada y breve celebración organizada en el Parlament el 27 de octubre de 2017. Para no desanimar, desde esta trinchera no tienen más remedio que mantener viva la fascinación por una concatenación de circunstancias geopolíticas que vaya a propiciar la desintegración de España. ¡Ay, si Francia fuera Rusia!

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