ANÁLISIS

Barça, el teletexto no lo es todo

Laporta y Xavi, en el avión de vuelta de Valencia tras ganar en Mestalla (1-4).

Laporta y Xavi, en el avión de vuelta de Valencia tras ganar en Mestalla (1-4). / FCBARCELONA

Sònia Gelmà

Sònia Gelmà

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Si ustedes tienen cierta edad, recordarán el teletexto. Resultaba muy útil para mirar la clasificación de la Liga los domingos por la tarde. Demasiado útil, les diría Txiki Begiristain. En su momento, en la época que sería bautizada por Laporta como la de la autocomplacencia coincidiendo con la temporada 2007-08, el por entonces secretario técnico azulgrana confesaba que no habían reaccionado a tiempo porque, pese a las señales de alarma que enviaba el equipo, cuando ponían el teletexto seguían viéndose arriba en la tabla.

Hoy en día, la clasificación se puede consultar desde el teléfono móvil y, al parecer, Laporta no la mira mucho, porque insiste en valorar las victorias como un paso más hacia el título de Liga. No se trata de un lapsus, sino que, a base de repetición, solo podemos concluir que es un mensaje estudiado. A 15 puntos del líder, el presidente parece un astronauta, pero si a él no le importa, a nosotros menos, porque la ilusión –y la generación de ella-- no es censurable.  

Lo que no se ve en el teletexto ni tampoco en el móvil es la mejora de juego azulgrana. Los refuerzos de invierno han dado más opciones a Xavi que, poco a poco, como se pudo ver en la primera parte de Mestalla, encamina al equipo hacia lo que quiere. La segunda mitad, en cambio, nos recuerda que el equipo aún está en el proceso y que los tropiezos seguirán apareciendo. 

Pedri, Nico, Gavi...

Pero estos días toca estar en el pico de la montaña rusa y toca disfrutar de la ilusión que supone, por ejemplo, imaginar el centro del campo del futuro con Pedri, Nico y Gavi. Porque soñar está permitido. Porque cuando los títulos quedan lejos, la apuesta por la juventud pasa a ser el mejor antídoto. Y lo demuestra el ambiente del Camp Nou, que parece dispuesto a tener paciencia.

El aficionado ya no acude a las citas a disfrutar de la victoria, sino a sufrir por ella, consciente de que se está construyendo alguna cosa. Se diría que se respira incluso más ilusión que en el estadio del equipo que va primero. Será que nadie mira el teletexto, tampoco en Madrid. 

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