Geoestrategia

La salida peligrosa de Mali

Tras la retirada de más de 3.000 soldados franceses, la cuestión es si la operación ha fracasado o si abrimos un nuevo agujero negro en el mapa del terrorismo global

Militares franceses en Malí.

Militares franceses en Malí. / Efe

Rafael Vilasanjuan

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Desde hace mas de una década Francia ha sido el gendarme europeo en el Sahel. Su despliegue militar en las antiguas colonias nos permite dormir tranquilos a este lado del Mediterráneo. La amenaza de células radicales estaba controlada, no tanto en su despliegue en las zonas mas áridas del desierto, que ha seguido progresando, como por su posible incidencia a distancia en territorio europeo. En el momento en que el presidente Emanuel Macron, forzado por la junta militar de Mali, anuncia la salida de más de 3.000 soldados, la cuestión es si la operación ha fracasado o si abrimos un nuevo agujero negro en el mapa del terrorismo global.

Una vez más, un golpe de Estado camuflado de buenos propósitos para relevar a un Gobierno incapaz de garantizar la seguridad ha derivado en una junta con una agenda propia, que ha hecho suyo el sentimiento anticolonialista contra Francia como excusa para mantenerse en el poder. Los militares prometieron un Gobierno de transición y elecciones este mes de febrero, pero alegando que el país no está preparado, posponen las urnas al menos hasta 2025. Las sanciones de sus vecinos africanos y de la propia Unión Europea, a instancias de Francia, no se han hecho esperar. La respuesta tampoco: las tropas francesas, un dique contra la expansión yihadista en la zona, deben salir, en su lugar la junta militar ha contratado a mercenarios rusos.

Con el foco en Ucrania, la noticia podría pasar desapercibida si no fuera porque en el calor de sus dunas de arena se puede montar un paraíso criminal. Mali es el Afganistán francés. Es difícil encontrar un solo país, de Somalia a Mauritania, donde no actúen grupos armados que respondan a diferentes franquicias de lo que comúnmente conocemos como células radicales islámicas. Pero Mali es su santuario. Europa nunca debería haber dejado sola a Francia, como si la intervención fuera un asunto colonial. Ahora que sus tropas tienen que irse el desafío no es solo para la región, lo es para todos nosotros.

Suscríbete para seguir leyendo