Apunte
El despropósito de las mascarillas
Las compras de este material sanitario se siguen haciendo en China pese a las subvenciones concedidas a empresas españolas para su fabricación
Rosa María Sánchez
Redactora jefe
Premio Carlos Humanes de Periodismo Económico 2020. Máster Universitario en Investigación en Periodismo por la Universidad Complutense, en 2023. Profesora en el Título de Postgrado Especialista en Información Económica de la Universidad Nebrija. Colaboradora en RNE.
Algo no funciona bien si sucede que el Estado da medio millón de euros a una empresa española para crear una línea de producción de mascarillas capaz de producir 3.000 FFP2 diarias y luego no se las compra. Algo falla y eso es lo que denuncia la empresaria Clara Arpa, consejera delegada de Arpa en una entrevista en el suplemento Activos, de EL PERIÓDICO
En estos días en los que los contratos públicos para la adquisición de mascarillas cobran actualidad a propósitos de la intervención en uno de ellos del hermano de Isabel Díaz Ayuso para traerlas de China, llaman la atención las declaraciones de esta empresaria. Arpa es una de las cinco primeras empresas del mundo especializadas en logística de campaña para los ejércitos. Cuando estalló la pandemia, la empresa fue requerida por el Ejército, la comunidad de Aragón y Unicef para traer mascarillas de China, igual que hizo la empresa para la que trabajó Tomás Díaz Ayuso. Arpa optó por fabricarlas y se confeccionaron 50.000 mascarillas que se entregaron de forma gratuitas en marzo y en abril de 2020, el mismo mes del polémico contrato ganado por el empresario amigo de la familia Díaz Ayuso. Después, el Gobierno concedió a la Arpa una subvención de medio millón para crear una línea de producción, pero está parada. «La Administración no nos compra a nosotros porque sigue trayendo mascarillas de Asia», donde se encuentran más baratas, cuenta la empresaria.
En 2020, el Gobierno destinó 11 millones de euros en subvenciones a unas 50 empresas para ayudarlas a transformarse y reorientar su producción hacia la lucha contra el virus con el fin de sortear la especulación del mercado chino. Se entendió entonces que eso sería una inversión para reforzar la industria española, debilitada por décadas de deslocalización. Pero ahora hay máquinas paradas. Y la empresaria Arpa no entiende nada: «Van a precio, y el precio lo tienen como un gasto, no como una inversión», que es lo que parecía que se pretendía.
Suscríbete para seguir leyendo
- Una intensa granizada impacta en Barcelona y el litoral catalán
- El SMS que Hacienda está enviando a todos los que han hecho esto en su declaración de la renta
- Sumergir los pies en vinagre, la nueva tendencia que arrasa: estos son sus beneficios
- Catalunya rechaza el reparto de menores no acompañados llegados a Canarias que propone el Gobierno
- Encuesta elecciones Catalunya: El PSC se afianza en cabeza y Junts toma la delantera en su pulso con ERC
- Saltan las alarmas por el estado de salud de uno de los Mozos de Arousa
- Una familia recupera la titularidad de un piso de Girona tras varios intentos de desahucio
- Un luchador iraní es golpeado por el público y suspendido de por vida tras pegar una patada a una chica en el ring