Dietario de la espera

Viajes a ninguna parte

Sobre el discurso de José Sacristán en la ceremonia de los premios Goya, el ‘Ayusogate’ y algún tropiezo por esos caminos

Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso.

Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso. / David Castro

Olga Merino

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Martes, 18 de enero. Un mendigo observa la vida desde una esquina del barrio, rodeado de cachivaches rescatados de la basura, entre ellos un reloj de arena al que le da la vuelta cuando me dispongo a cruzar el semáforo: el polvillo verde fluorescente va cayendo inexorable hasta el bulbo inferior de la clepsidra. En su altar de trofeos, el sintecho atesora también un maniquí asexuado; mejor dicho, la mitad de él, del tronco para abajo, un par de extremidades inferiores sentadas en un taburete, tan bien torneadas que parecen a punto de incorporarse para echar a andar. ¿Adónde se encaminarían si obtuvieran de repente el don del movimiento? ¿En busca de su otra mitad?

Jueves, 20. Se vienen encima días de carretera y manta, de vida nómada. Cenas en cafeterías de hoteles todavía desangelados por el covid. Días de trenes y aeropuertos, de recorrer la España vacía, la vaciada, la medio pensionista, la saturada, la perpleja, la exhausta y confitada… En el hotel de Madrid, un poema de Gil de Biedma decora la pared de la habitación que me ha tocado, unos versos que hablan sobre las arenas de todos los relojes: “Después pasan los años, y la vida / (demasiado confusa para explicar por carta)/ nos hará más perdidos./ Los unos en los otros, iguales en las sombras/ al fondo de un pasillo desvayéndonos”.

Jueves, 3 de febrero. Amanece en una estación del AVE de provincias; hace frío a la intemperie. Detrás de las tapias llenas de grafitis, detrás de unos raíles muertos, asoma un pequeño cañaveral, de esos que suelen brotar espontáneos en los baldíos de la España patidifusa. Mientras aguardan el tren, un ramillete de mujeres —se diría que han dejado a los maridos en casa para un viaje de chicas— comentan la muerte reciente del suegro de una de ellas y las palabras que el hombre pronunció en el momento exacto antes de expirar: “Cierra el agua; hace mucho frío y revienta las cañerías”. Morirse como quien se marcha de fin de semana, apagando la luz, la espita del gas, la llave de paso del agua. Hasta luego, Maricarmen.

Miércoles, 9. Varios colegas escritores cultivan la afición de capturar grafitis, las conversaciones que mantienen los muros y las paredes con que se tropiezan en sus idas y venidas. David Castillo ha encontrado uno bien grande en la estación Mundet, de la línea verde: “Ya no se besa de verdad. Ya no se baila como antes”. Y Javier García Rodríguez se ha cobrado una pieza de caza mayor, en las calles de Oviedo: “Sonrío pero estoy con el runrún”. 

Sábado, 12. Ceremonia de entrega de los Goya. La voz de José Sacristán, el porte, la humildad de acordarse de dónde y de quién viene uno, y sobre todo el reconocimiento a toda esa gente que “cada año, bien en manojo o bien en ristra, me siguen comprando el ajo”. Bellas palabras. Apellidarse Sacristán impone carácter, supongo; te coloca inmediatamente detrás de los cortinajes. Siempre que pienso en él me acuerdo de la película ‘El viaje a ninguna parte’, que dirigió Fernando Fernán Gómez, sobre una compañía ambulante que recorre la España devastada de la posguerra, y de las palabras que pronuncia el actor galardonado en la cinta: “¿Dónde está el maná de los cómicos? ¿En qué tierra caerá que sea nuestra si nosotros no somos de ninguna parte? Somos… del camino”.

Lunes, 14. Para viaje a ninguna parte (o al infierno), el de Mañueco en Castilla y León: adelantar las elecciones con la creencia de que iba a arrasar para, cataplum, arrojarse a los brazos de Vox. Vaya error de cálculo.

Martes, 15. Sevilla. Conferencia en la universidad de Óscar López, director y presentador de ‘Página 2’, el programa sobre libros de TVE, y de Charo Ramos, dos de los mejores periodistas culturales de este país. A pesar o tal vez por la brillante exposición, salgo con 'bajona'. Cada vez es más precario el tejido del periodismo cultural (y del otro). En este tránsito implacable hacia lo digital, no puede ser que la cultura y el periodismo analítico acaben convertidos en reserva india. Ah, periodistas, autónomos, artistas, cómicos de la legua, ¿hacia dónde vamos?

Viernes, 18. Incendio en el seno del PP. ¿Habría estallado el ‘Ayusogate’ sin el traspié en Castilla y León? Probablemente, la pugna interna habría permanecido soterrada un trecho más. En cualquier ámbito, los expertos en medrar nunca suelen acordarse de dónde vienen. Ay, Casado… Como dice aquel refrán viejuno, «si andas por camino extraño, no te alces mucho el sayo».    

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