Vulnerabilidades futuras

Minerales críticos y seguridad energética (y 2)

El suministro de ciertos minerales presenta puntos débiles que podrían incrementar las tensiones en los mercados y la volatilidad de precios

Minas de cobalto en el Congo

Minas de cobalto en el Congo / AFP / LIONEL HEALING

Mariano Marzo

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El mes pasado les comentaba que la transición energética requiere de un suministro creciente de minerales críticos. Sin embargo, dicho suministro presenta múltiples vulnerabilidades que podrían incrementar las tensiones en los mercados y la volatilidad de precios. Entre estos puntos débiles, cabe destacar:

-La concentración geográfica de la producción y el procesado es muy alta. Aunque pueda resultar sorprendente, las actividades de explotación y procesado de muchos minerales necesarios para la transición energética están más concentradas que las de petróleo y gas natural. Así, en el caso del litio, el cobalto y los elementos de las tierras raras, los tres primeros países en el ranking de países productores controlan más de tres cuartas partes de la extracción global y, en algunos casos, un solo país monopoliza más de la mitad del total mundial. Por ejemplo, en 2019, la República Democrática del Congo y China contabilizaron cerca del 70% y del 60% de la explotación mundial de cobalto y de elementos de las tierras raras, respectivamente. Y el grado de concentración es incluso mayor para las operaciones de procesado, donde China tiene una fuerte presencia en todos los ámbitos. La participación de China en el refino de minerales a escala mundial ronda el 35% para el níquel, el 50-70% para el litio y el cobalto, y casi el 90% para los elementos de las tierras raras. Este elevado nivel de concentración, agravado por la complejidad de las cadenas de suministro, aumenta los riesgos que podrían derivarse de disrupciones físicas, restricciones comerciales u otros acontecimientos en los principales países productores. 

-El desarrollo de los proyectos mineros requiere mucho tiempo. Se estima que, desde el momento del descubrimiento de un yacimiento hasta su puesta en producción transcurren, de media, unos 16 años. Si las compañías mineras esperan a que se materialice un déficit de oferta antes de embarcarse en nuevos proyectos, podrían generarse prolongados periodos de escasez y volatilidad de precios en los mercados.

-La calidad de los recursos está en declive. Las preocupaciones sobre los recursos minerales críticos se relacionan más con la calidad que con la cantidad. No existe una carestía inminente de recursos pero, en los últimos años, la calidad de los depósitos de diversos minerales ha experimentado un descenso continuado. Por ejemplo, en Chile, la ley media del mineral de cobre ha declinado en un 30% en los últimos 15 años. Extraer un metal de un yacimiento de menor grado requiere del uso de más energía, lo que se traduce en un aumento de los costes de producción, de las emisiones de gases de efecto invernadero y del volumen de residuos. 

-El escrutinio del desempeño ambiental y social de las empresas es cada vez más exigente. La producción y procesado de los recursos minerales tiene una serie de impactos ambientales y sociales que, mal gestionados, pueden perjudicar a las comunidades locales e interrumpir el suministro. Cada vez más, consumidores e inversores piden que las empresas aseguren un suministro de minerales producidos de forma responsable y sostenible. En caso contrario, el mercado puede dar la espalda a aquellas que no cumplan determinados estándares y esto podría tensionar las cadenas de suministro. 

-La exposición a riesgos derivados del cambio climático aumenta. Los activos mineros están muy expuestos a los riesgos climáticos. Por ejemplo, las explotaciones de cobre y litio son particularmente vulnerables al estrés hídrico dadas sus altas necesidades de agua y, en la actualidad, más del 50% de la producción de ambos elementos se encuentra concentrada en áreas en que dicho estrés es alto. Por otra parte, algunas de las principales regiones productoras de minerales críticos también presentan un alto riesgo de calor extremo o inundaciones, lo que supone un desafío a la hora de garantizar unos suministros fiables y sostenibles. 

Todos estos riesgos son gestionables, pero eso no los hacen menos reales. La manera como gobiernos y empresas respondan al desafío determinará si los minerales críticos devienen facilitadores del cambio hacia un modelo energético más limpio o, por contra, un cuello de botella en dicho proceso. 

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