Política independentista

La guerra de chichinabo de JxCat contra ERC

Los dos partidos protagonizan escaramuzas del todo intrascendentes en una refriega constante que no tiene por finalidad ni conseguir el poder ni acercar el famoso 'momentum' de la confrontación final

Carles Puigdemont.

Carles Puigdemont. / GUGLIELMO MANGIAPANE

Xavier Bru de Sala

Xavier Bru de Sala

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Nada es comparable a la magnitud de la batalla autodestructiva del PP, pero en este país que los políticos se empeñan en empequeñecer con su interminable lidia liliputiense también sucede algo, aunque no sea tan morboso. Ayuso, superando el dicho, ha convertido su defensa en un ataque formidable, un desafío a muerte. En cambio, los cada vez más apocados Jordi Sánchez y Carles Puigdemont deben tergiversar las palabras de Pere Aragonès, por otra parte anodinas, para dirigir a su rival unos reproches que no llegan ni a tiros. Cómo te atreviste a negociar la libertad de los presos con el enemigo, se exclama el cabeza visible de Junts, uno de los liberados gracias a la necesidad que tenía el PSOE del apoyo de ERC. Que no me acabes de anular consiguiéndome un indulto previo, pide el exiliado a su sucesor. Escaramuzas del todo intrascendentes en una refriega constante que no tiene por finalidad ni conseguir el poder, ni acercar el famoso y escurridizo 'momentum' de la confrontación final sino tan solo cambiar el turno, las tornas, e intercambiar con ERC el trono, o mejor dicho la trona de ‘president’ de la Generalitat por la sillita de ‘vicepresident’.

Comprobado mediante la reforma laboral que no hay mayoría en el congreso sin ERC, y tras el trémolo de piernas socialista por las elecciones de Castilla y León, la ocasión de exigir alguna contrapartida al PSOE parecía presentarse. Pero sucede que tras el ridículo de la mesa famosa, inaugurada, hay que decirlo, por Quim Torra, Aragonès y Rufián se han visto obligados a sacar pecho, y así han reconvertido sus demandas a Pedro Sánchez en exigencias. El presidente, mediante movilizaciones masivas del todo imaginarias en las que ni sus votantes están dispuestos a participar; el portavoz, amenazando con desahuciar a Sánchez de La Moncloa. Lástima que los focos mediáticos estén tan centrados en el ‘raid’ de Ayuso contra Casado, lo que disminuye aún más el margen de ERC. Y suerte, porque así se disimula la indiferencia con la que el PSOE encaja lo que en realidad no son sino súplicas disfrazadas de amenazas.

Suscríbete para seguir leyendo