Catalunya

La reconciliación nacional

Una gran parte de la sociedad catalana comienza a estar hastiado y piensa en cómo salir de donde les metieron. Algo y alguien deberá liderar el borrón y cuenta nueva porque ya toca

La presidenta del Parlament Laura Borrás (i) y el primer secretario del PSC Salvador Illa (d) se saludan tras el discurso del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès

La presidenta del Parlament Laura Borrás (i) y el primer secretario del PSC Salvador Illa (d) se saludan tras el discurso del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès / ALEJANDRO GARCÍA/EFE

Álex Sàlmon

Álex Sàlmon

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El 'president' Pere Aragonès presionó en su conferencia al presidente Pedro Sánchez para poner mantel nuevo, copas y flores en la conocida mesa de negociación. A la vez, miró hacia el independentismo y le exigió que dejara de mirarse de reojo. Tanto una cosa como la otra sonaron a viejo. El presente arrasa con todo y una gran parte de la sociedad catalana comienza a estar hastiado y piensa en cómo salir de donde les metieron.

Algo y alguien deberá liderar el borrón y cuenta nueva porque ya toca. La sociedad sigue dividida entre los que consideraron el ‘procés’ como un golpe a la legalidad impresentable e infantil y los que lo siguen viendo como un acto de rebeldía ante la máquina opresora del Estado. Efectivamente, hay munición dialéctica para defender las dos posiciones. Tanta que podríamos seguir décadas en este debate inútil. Aunque la frase “locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes” no sea ni de Albert Einstein o Mark Twain, poco importa. Es ahí donde deberían entrar las formaciones políticas: valorándola.

El momento no es el mejor. Los resultados de las elecciones en Castilla y León demuestran que se vive mejor contra el otro que con el otro. La sensación de que los elementos colaborativos dejan sin identidad, sin personalidad, sin mensaje son muy profundos. Y así se actúa.

Catalunya vive desde hace demasiado tiempo en un relato comunicativo que se inspira en los dos ejes. Sin embargo, la sociedad cada vez está más preparada y deseosa de inventarse alguna nueva forma de fusión. Salvador Illa parece buscar esa vía. Algunos dirigentes de ERC, también. Hasta algún despistado de JxCat. Comuns no tendría demasiadas dificultades. Al PP y Ciutadans, les cuesta más. Y Vox perdería su alimento si renunciara a ese enfrentamiento diario.

Los posconvergentes hace tiempo que reclaman ese espacio. Àngels Chacón, Santi Vila, Marta Pascal y otros políticos cercanos ya se han movido por ese territorio. Ese espacio parece ahora difícil de decorar, pero el cansancio es excesivo. Ha llegado la hora de la reconciliación básicamente porque lo contrario tiene el destino de una rueda de ratón.

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