Y ahora, el salario mínimo

Tras la rocambolesca convalidación del decreto de la reforma laboral en el Congreso, llega el turno del salario mínimo interprofesional (SMI). El lunes comenzará la discusión en el marco del diálogo social para una nueva subida después de la de septiembre pasado, tras las discrepancias dentro del propio Gobierno entre las vicepresidentas Nadia Calviño y Yolanda Díaz.

La trabajada imagen de idilio tripartito sobre la reforma laboral, que además facilita recursos de los fondos europeos, se puede evaporar. El rechazo patronal a nuevas subidas es total, como lo fue en septiembre pasar de 950 a 965 euros. UGT y CCOO presionan para llegar a los 1.000 euros en 14 pagas, con la meta del 60% del salario medio al finalizar la legislatura, un compromiso también del Gobierno. La CEOE alerta de que en muchos territorios o provincias se igualaría o superaría la meta del 60% con muchos trabajadores con el SMI, en vez del convenio colectivo, como referencia. No dice, en cambio, que quizás hay salarios que son demasiado bajos.

El coste salarial medio en el tercer trimestre de 2021 (último dato disponible), era de 1.952,57 euros. El 60% serían 1.171 euros. Pero las diferencias entre comunidades son grandes: el más alto es en el País Vasco, con 2.369,53 euros, con lo que el 60% serían 1.422; y el más bajo en Extremadura, 1.525,24 euros, de modo que ya se supera el objetivo, pues el 60% son 915 euros.

Pero también estamos lejos de los seis países que nos sobrepasan traduciendo el SMI a 14 pagas, si queremos avanzar hacia la homologación: Luxemburgo (1.935), Irlanda (1.521), Países Bajos (1.479), Bélgica (1.421), Dinamarca (1.389) y Francia (1.374). La Comisión de Expertos creada por Trabajo propone llegar a entre 1.011 y 1.049 euros en 2023. Es la guía del Ministerio. Si la patronal se descuelga como pasó en septiembre, el Gobierno, aunque preferiría un pacto tripartito, es consciente de que eso no impide (no lo ha hecho hasta ahora) que el diálogo continúe para otras cuestiones. Los partidos deberían tomar nota de por qué es posible el diálogo social y no el político.

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