Perspectivas económicas

2022: un buen año, si el covid y la energía no lo estropean

Hay que gestionar bien las tensiones políticas, los fondos Next Generation Europe, la cuarta revolución industrial, la emergencia climática, las desigualdades o el exceso de deuda pública

El precio de la electricidad sube mañana un 5,7 %, hasta 154,2 euros/MWh

El precio de la electricidad sube mañana un 5,7 %, hasta 154,2 euros/MWh / EFE/J.J. Guillén

Oriol Amat

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Después del hundimiento de la economía en 2020 a causa del covid, en 2021 se inició la recuperación. Ahora ya tenemos en Catalunya y en el conjunto de España los niveles de paro y empleo de antes de la crisis económica y financiera mundial de 2008. La mejora en el consumo, la inversión y las exportaciones han sido unos motores muy potentes. Y en 2022, todo apunta que podríamos llegar a los niveles de actividad económica de prepandemia. Y podemos mejorar mucho si lo hacemos bien en temas clave, como las innovaciones requeridas por la cuarta revolución industrial (digitalización, robotización...) o el aprovechamiento de los fondos Next Generation Europe. También será decisivo que se den pasos adelante en la mejora de las tensiones políticas (Ucrania...), la desigualdad creciente, la emergencia climática o el exceso de deuda pública, por ejemplo.

De todas formas, hay dos riesgos relevantes que no podemos obviar. Por un lado, no se puede descartar que lleguen nuevas variantes del virus que perjudiquen la recuperación. Desde principios de 2020, la economía ha ido evolucionando al ritmo de las sucesivas oleadas del covid. Es verdad que la rapidez con la que se han descubierto las vacunas ha sido providencial y parece que cada día estaremos más preparados para las sorpresas que nos pueda traer el virus. Sin duda, la ciencia es el mejor plan de contingencia.

Otro riesgo es el descontrol de la inflación a nivel mundial. En el caso de España, hemos superado el 6% en 2021, un dato no visto desde hace treinta años. Las principales causas de este incremento de precios son la energía (petróleo, gas...) y el aumento de la demanda de bienes duraderos (coches, productos textiles, electrodomésticos...). El caso paradigmático es la electricidad, que en España ha subido por encima del 60% en 2021, siendo uno de los Estados europeos donde más ha subido. Este es un tema que depende mucho de las políticas que hacen los gobiernos en materia energética.

El problema que genera la inflación es que, si no se controla, produce grandes desequilibrios en la economía, puesto que provoca una pérdida de poder adquisitivo de la población y la necesidad de aumentar los salarios. Esto lleva a que las empresas suban precios y, entonces, se produce una espiral inflacionista (suben precios, suben salarios, vuelven a subir precios, etc.) que es muy difícil de parar. Este es un riesgo que hace que los bancos centrales tomen medidas drásticas cuando la inflación es excesiva.

Normalmente, los bancos centrales empiezan a actuar cuando la inflación está por encima del 2% anual, y la actuación consiste en inyectar menos dinero en la economía y subir los tipos de interés. Esto siempre provoca tensiones en los mercados financieros puesto que las bolsas bajan, las personas pagan más intereses por sus préstamos y también se produce una ralentización de la economía, que acaba provocando cierre de empresas y más paro. Y no olvidemos que hay varios mercados con precios muy altos, como el bitcóin, a pesar de que en los últimos meses ha perdido mucho valor, o la bolsa norteamericana.

Por lo tanto, una subida de tipos de interés podría producir disgustos y fenómenos descontrolados en estos mercados. Como decía el economista escocés John Maynard Keynes: “Los mercados se mueven por espíritus animales y no por la razón”. Como para 2022 se prevé que la inflación siga alta (2,3% en los Estados Unidos, 3,2% en la Unión Europea y 3,5% en España) todo apunta a que habrá subidas de los tipos de interés. En el caso de los Estados Unidos, la mayoría de los analistas esperan una subida de tipos de interés del alrededor de un 1% o más. No está claro que en Europa pase esto, puesto que el Banco Central Europeo ha dicho que, de momento, no subirá los tipos de interés. Pero, en cambio, el BCE sí que parece que apostará por inyectar menos dinero en la economía, reduciendo la compra de deuda para reducir las tensiones inflacionistas. Son medidas que enfrían la economía y que pueden acabar perjudicando la recuperación económica.

En definitiva, 2022 puede ser un buen año, si gestionamos bien las tensiones políticas, los fondos Next Generation Europe, la cuarta revolución industrial, la emergencia climática, las desigualdades o el exceso de deuda pública. Pero hay que tener cuidado, puesto que la recuperación podría truncarse si el covid o la inflación nos lo estropean.

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