ANÁLISIS

El milagro de Alemany

Laporta, Jordi Cruyff, Yuste y Alemany, en el entrenamiento del Barça tras la eliminación en la Champions.

Laporta, Jordi Cruyff, Yuste y Alemany, en el entrenamiento del Barça tras la eliminación en la Champions. / FCBARCELONA

Sònia Gelmà

Sònia Gelmà

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Más que un milagro, hubiera sido sobrenatural que el director de fútbol del Barça, Mateu Alemany, hubiera traspasado a Coutinho. Lo consiguió ceder, y aun gracias. También hubiera resultado una hazaña vender a Dembelé contra la voluntad de su representante. E incluso hablaríamos de brujería si algún club hubiera picado con Umtiti. No hubo suerte. Tampoco con Neto. Ni con Braithwaite. Ni Luuk de Jong. O Dest. Todos siguen aquí. Las salidas eran prioritarias, pero poco realistas. 

En este contexto se entienden la llegada de Alves, un veterano sin equipo, Aubameyang, un jugador apartado por su entrenador por indisciplina, y Adama, un extremo que ahora no era titular para su entrenador. Tres operaciones que, más que parte de un plan de reconstrucción del equipo, son fruto de la desesperación del club por clasificarse para la próxima Champions. No son ilusionantes, y eso no quita que acaben siendo útiles. 

Rendimiento a corto plazo

La situación obligó al club a rebuscar en el mercado y al club no se le cayeron los anillos buscando rendimiento a corto plazo. Sin embargo, cuando se trata de Dembelé, el Barça vuelve a pensar en el futuro. Un tiro al pie, enviar a la grada un jugador que pagas a precio de oro porque sabes que tiene fecha de caducidad, como si fueras sobrado de talento. 

Tiene razón Laporta cuando dice que su alto ejecutivo ha obrado un milagro, porque nadie pensó que, sin salidas destacables, el Barça pudiera incorporar a cuatro futbolistas, uno de los cuales –este sí, estructural-- a 55 millones de euros. El peaje fue la renovación de Umtiti.

Una solución imaginativa de Alemany, como la que encontró en su día, siendo director general del Valencia, cuando negoció con el Barça el intercambio de sus porteros. Neto fichó por el Barça y Cillessen por el Valencia. Gracias a esta fórmula, ambos clubes mejoraron sus balances, aunque su precio no fuera real. Y por ese motivo, porque es una forma de maquillar cuentas, Laporta lleva el caso a la fiscalía. Ese también fue un milagro de Alemany

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