'Ulises', 100

Parece ser que en un barrio de mala muerte de Dublín, el 16 de junio de 1904, la señorita Nora Barnacle masturbó al hombre que había conocido el día antes y que se llamaba James Joyce. Es bastante plausible imaginar que Ulises habría sido igualmente lo que es sin este detalle de fisiología íntima, pero lo que es seguro es que la historia descomunal de Dedalus, Bloom y Molly Bloom no se habría contado a lo largo del día 16 de junio de 1904, mientras pasean, beben, comen riñones y, por supuesto, se masturban. Les cuento lo de Ulises porque este jueves hace 100 años que Sylvia Beach lo publicó en París, justo el día en que Joyce cumplía cuarenta. No sin errores, no sin correcciones de última hora (dicen que, dos días ,antes Joyce todavía lo estaba retocando), no sin múltiples dificultades que después se multiplicaron con toda una aventura de versiones originales, censuras, acotaciones y ediciones piratas. Un tercio del libro está (re)escrito sobre las pruebas de imprenta y, además, Joyce, para sobrevivir, vendía auténticos manuscritos falsos en los que no se limitaba a copiar lo que ya estaba escrito, sino que introducía nuevas variantes. Que nadie se atreva a decir que la literatura no es divertida.

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