Cine

El terror de envejecer

No deja de ser curioso que coincidan en el tiempo varias películas de terror no solo con personajes de edad avanzada, sino en las que el terror tiene que ver con la senectud

Fotograma de 'La abuela', de Paco Plaza

Fotograma de 'La abuela', de Paco Plaza

Desirée de Fez

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La vejez como algo que da miedo. Este viernes se estrena 'La abuela', de Paco Plaza, una película de terror en la que una mujer joven tiene que hacerse cargo de su abuela, incapacitada tras sufrir un derrame cerebral. La película de Plaza se suma a varias propuestas recientes de terror cuyos protagonistas o secundarios relevantes son ancianos. La presencia de personajes de edad avanzada en propuestas del género no es nueva. Escritos para abordar asuntos de naturalezas diversas, esos personajes cruzan la historia del cine de terror. Son claros ejemplos las hermanas de '¿Qué fue de Baby Jane?' (1962), el matrimonio Castevet en 'La semilla del diablo' (1968), la mujer en la bañera de 'El resplandor' (1980), la anciana de 'Arrástrame al infierno' (2009), la protagonista de 'The Taking of Deborah Logan' (2014) o los abuelos de 'La visita' (2015).

Sin embargo, no deja de ser curioso que coincidan en el tiempo varias películas de terror no solo con personajes de edad avanzada, sino en las que el terror tiene que ver con la senectud. En poco tiempo, han visto la luz 'La abuela', con los cuidados en primer plano; 'Relic', en la que Natalie Erika James aborda la demencia senil; 'La mansión', donde Axelle Carolyn reflexiona sobre la obsesión por la juventud o, más oscura, 'The Darked and the Wicked', en la que la decrepitud, la dependencia y la demencia son los canales por los que se filtra el horror. Todas son de 2020 o 2021, como 'Old,' de M. Night Shyamalan, propuesta sobre los estragos del tiempo. Me obsesiona esa coincidencia, y de las posibles razones me quedo con tres. Una, la necesidad del cine de dejar de estar obsesionado con la juventud y la belleza. Otra, lo conscientes que somos ahora del paso del tiempo: almacenamos años de nuestra vida en el móvil, hay aplicaciones y servicios que empaquetan nuestros mejores momentos y nos los regalan para Navidad, y vemos nuestro reflejo (cada vez más envejecido) todo el tiempo en una pantalla. Y, quizá la que más me convence, el hecho de que en épocas de incertidumbre afloran los grandes miedos: a la soledad, a no reconocer el exterior, a la enfermedad o a la muerte. Y esos son los miedos que arrastran o provocan en su entorno los ancianos de esas películas.

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