Pros y contras

Butler y la mirada

La discrepancia con Butler no es el problema, sí lo es la cerrazón de los marcos mentales

Judith Butler

Judith Butler / Julio Carbó

Emma Riverola

Emma Riverola

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La filósofa Judith Butler irrumpió en 1990 con su libro ‘El género en disputa’. Su tesis sostiene que el sexo no es una identidad inamovible. Como un castillo de naipes, el mundo que habitamos se desmonta: desde la violencia institucional que dictamina qué cuerpo es vivible y cual no, hasta la emancipación que supone cambiar la relación con el propio cuerpo. Butler, una de las pensadoras más relevantes de la actualidad, no ha detenido ahí su pensamiento. Su obra trata de buscar un orden político nuevo. Luchar por la igualdad desde la ética de la no violencia. La Generalitat le ha concedido el XXXIII Premio Internacional Catalunya. Basta con ver las reacciones que ha generado el galardón para comprender que algo va muy mal en la mirada colectiva.

La huelga feminista de 2018 marcó un hito histórico. Poco después, un diálogo con Butler en la Biennal del Pensament fue seguido por una multitud de jóvenes. El feminismo de alianzas alcanzó una fuerza transformadora inusitada. Meses antes, la filósofa había sido perseguida en el Brasil de Bolsonaro, los estudios de género excluidos de la Hungría de Orbán. La discrepancia con Butler no es el problema, sí lo es la cerrazón de los marcos mentales. El odio que exhala. 

Suscríbete para seguir leyendo