Ágora

Memoria, justicia y reparación para brujas y hechiceras

La historiografía feminista sitúa el origen de las desigualdades estructurales que las mujeres vivimos en acontecimientos sucedidos a partir del siglo XVI, conocidos como caza de brujas

Ilustración de la exposición 'Por bruja y envenenadora. La caza de brujas en Catalunya'

Ilustración de la exposición 'Por bruja y envenenadora. La caza de brujas en Catalunya' / MHC

Meritxell Benedí

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Si hi ha un acte d’amor, aquest és la memòria

Montserrat Roig Fransitorra

¿Qué tiene que ver el juicio y muerte por brujería de Elisabet Cerdà de Castellterçol, en 1620, con el asesinato de Jordina Martínez, en Manresa, el 14 de abril de 2021? ¿Y con la brecha salarial que hace que las mujeres cobremos de media un 22,08% menos que los hombres? ¿Y con la dedicación de las mujeres el doble de tiempo a las tareas domésticas, en comparación con los hombres?

Hasta hace poco y, de hecho, quizás para muchas de las personas que leerán este artículo, la caza de brujas era una combinación de oscuridad medieval, superstición e Iglesia, absolutamente desconectada de nuestras vidas en un mundo desarrollado, racional y que ha alejado a la religión de la toma de decisiones colectivas. Pero esta interpretación hace tiempo que está superada en la investigación histórica con perspectiva de género.

El movimiento feminista se propone, entre otros objetivos, la recuperación de los conocimientos y figuras de mujeres en todos los ámbitos, desde la historia, la literatura, la matemática, la medicina o las artes. Ante la idea que la historia o la economía, por ejemplo, son universales y neutras, el movimiento feminista y el movimiento antirracista y decolonial han demostrado que aquello que vemos normal es una (re)creación continua, que sirve para reforzar un sistema político que opera a tres niveles: patriarcado, capitalismo y racismo.

Así, la historiografía feminista sitúa el origen de muchas de las desigualdades estructurales que las mujeres vivimos en 2022 en una serie de acontecimientos sucedidos a partir del siglo XVI, conocidos como caza de brujas. Un genocidio que tuvo lugar en Europa y la América colonial, impulsado por tribunales civiles y que en Catalunya torturó y asesinó a un millar de mujeres.

Una de las obras de referencia es 'Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación primitiva' (2004), donde Silvia Federici revisa el proceso de acumulación primitiva que Marx teoriza como origen del capitalismo y evidencia que la caza de brujas es, en primer lugar, un castigo selectivo que se convierte en colectivo en cuanto que es ejemplificador para todas las mujeres. En segundo lugar, al devaluar las vidas, abarata los trabajos, los conocimientos y las prácticas que las hacían dueñas de sus cuerpos, sus deseos y su capacidad reproductiva. Y, finalmente, es una estrategia para desempoderar a las mujeres. La caza de brujas institucionaliza el control de las mujeres por parte de los hombres y, por lo tanto, la jerarquía entre hombres y mujeres, desautorizándolas.

Este momento histórico fundacional del capitalismo, el patriarcado y el racismo modernos, sostiene las relaciones de desigualdad de género y racial, que son estructurales y perviven, a pesar de la lucha del movimiento feminista, la igualdad formal y el compromiso de los gobiernos, en la poca presencia de las mujeres en los espacios de poder y decisión, la dedicación a los trabajos de cuidado, la brecha salarial o los 87 feminicidios en Catalunya, desde 2012.

La caza de brujas señala, persigue y castiga a mujeres disidentes que, viviendo vidas libres, amenazan las relaciones de poder establecidas. Este castigo individual que disciplina al resto continúa muy vivo cada vez que una mujer es asediada y amenazada en las redes sociales, con una violencia dirigida a invisibilizarla y silenciarla, para someternos a todas.

Este miércoles se vota en el Parlament una resolución presentada por ERC, JxCat, la CUP y En Comú Podem que tiene como objetivo reparar la memoria histórica de las mujeres condenadas, ejecutadas y reprimidas por brujería e impulsar la investigación con perspectiva de género sobre la caza de brujas.

Revisar lo que conocemos desde una perspectiva feminista, de izquierdas y decolonial es urgente para afrontar los retos de nuestra sociedad. Recuperar la memoria de tantas mujeres asesinadas y reparar las injusticias que se cometieron contra ellas hace cinco siglos es imprescindible para entender las desigualdades que vivimos hoy y luchar para construir un país libre, democrático, justo socialmente, equitativo y garante de los derechos de las mujeres y, por lo tanto, de los Derechos Humanos. Esto también es #TransformacióFeminista.

Suscríbete para seguir leyendo