Municipales

Sant Cugat derrota la nostalgia

Mireia Ingla, alcaldesa de Sant Cugat del Vallès.

Mireia Ingla, alcaldesa de Sant Cugat del Vallès. / Jordi Cotrina

Sergi Sol

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Andan ya los partidos sondeando el terreno de juego de las municipales. Y los resultados demoscópicos son rotundos en las ciudades metropolitanas. 

Aunque Barcelona es un duelo a tres, el resto va a ser una batalla a dos. La única alternativa a los socialistas, que parten con tradicional ventaja en esos lares, son ya sin excepción los republicanos. Ya sea en Sant Vicenç dels Horts o en Rubí, con los republicanos que siguen recortando distancias o incluso con una ligera ventaja. A Junts ni está ni se les espera. Y los Comunes aguantan en el mejor de los casos.

También flaquea Junts en las escasas ciudades donde cosecharon un buen resultado. Aún es pronto, claro. Pero la herida de Sant Cugat del Vallès se puede ensanchar. Junts perdió dos concejales en 2019 respecto CiU en 2015. Ganaron, sí. Pero sin apoyos para lograr la alcaldía ante el acuerdo inédito de los republicanos de Mireia Ingla con los socialistas y anticapitalistas en la ciudad con mayor renta per cápita de Catalunya, feudo ancestral de la derecha nacionalista.

La pérdida de Sant Cugat les dolió en el alma. Como si les hubieran entrado a robar en casa como dijera en su día Marta Ferrussola. Y no se cortaron, saciaron la frustración arremetiendo contra Ingla.

Pues bien, el tripartito de Mireia Ingla sumaría, incluso al alza. También la misma Ingla, bestia negra de unos 'juntaires'. La republicana estaría en condiciones incluso de igualar a Junts en concejales. El sueño húmedo de las gentes de Ingla es la peor pesadilla de aquellos que tenían su feudo en Sant Cugat.

Si Ingla lograra consolidarse sería el broche de oro a una apuesta que generó no pocas dudas en la dirección republicana. Luego fue el pretexto de Junts para tomarse la revancha en la Diputación, cortando el paso al republicano Dionís Guiteras para aupar a la presidencia a la gerifalte socialista, Nuria Marín.

Las espadas siguen en alto. Con el PSC sacando tajada de la necesidad, compartida, de atajar el paso a los republicanos. Unos, con razón, para defender su poder metropolitano. Y otros, a la desesperada, para no perder todo el botín.

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