Pros y contras

Djokovic, apestado o mártir de la causa

Novak Djokovic se limpia el sudor durante el entrenamiento de hoy, 14 de enero de 2022, antes del torneo de tenis Abierto de Australia en Melbourne.

Novak Djokovic se limpia el sudor durante el entrenamiento de hoy, 14 de enero de 2022, antes del torneo de tenis Abierto de Australia en Melbourne. / MARTIN KEEP / AFP

Josep Maria Fonalleras

Josep Maria Fonalleras

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El follón descomunal que ha montado Novak Djokovic en Australia ha hecho perder la cordura a mucha gente. Entre otros, al padre del tenista, que reunió, en una sola frase, las figuras de Espartaco y Jesucristo. En el primer caso, para decir que su hijo era el líder de un nuevo mundo que “no tolera la injusticia, el colonialismo y la hipocresía”, y, en el segundo, para asegurar que también existía una crucifixión del dios que es símbolo de "las naciones y las personas pobres y necesitadas". El jefe de la Iglesia Ortodoxa Serbia rezó por él y afirmó que las dificultades serían "una pálida sombra" en un mañana luminoso. Se relacionan la religión, la espiritualidad, la libertad y la patria y, cuando se juntan tantas cosas, la macedonia es colosal e indigesta.

El Gobierno australiano asegura que no se trata del riesgo (“insignificante”) de que Djokovic propague el virus, sino de que el virus de la ignorancia y el rechazo a la ciencia se propague y se fortalezca gracias a la nueva variante serbia. Visto lo visto, el tenista, un experto en jugar desde el fondo de la pista, no será un apestado, sino un mártir. Y veremos cómo, ¡ay señor!, el ahora crucificado se convierte en un abanderado de la revuelta.

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