Apunte

Cuadratura laboral

Cuesta creer que ERC o el PNV permitan que se mantenga la normativa del mercado de trabajo del PP

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, en una reunión de la Mesa de Diálogo Social para el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, en el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital.

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, en una reunión de la Mesa de Diálogo Social para el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, en el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital. / Eduardo Parra - Europa Press

Agustí Sala

Agustí Sala

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No fue una cuadrado sino un triángulo con sus tres vértices: Gobierno, sindicatos y patronal, el que se logró con el acuerdo para la reforma laboral. Ninguno logró el 100% de sus objetivos, pero sí una parte lo suficientemente importante como para cerrar el trato. Ese es uno de los objetivos de la negociación: ceder en aras al acuerdo. Resulta que es algo posible en el marco del diálogo social pero no en la política.

El reto ahora será contar con los apoyos suficientes en el Congreso. De lo contrario la reforma decaería y volveríamos a la normativa aprobada por el PP en 2012. Los populares y, en concreto, su líder, Pablo Casado; pese a admitir que apenas se ha tocado el 10% de su norma, sigue empecinado en votar no. Prefiere redoblar la ofensiva contra el Ejecutivo mirando de reojo las encuestas que algo de oxígeno.

ERC sigue vendiendo caro su aval, al igual que el PNV, dos de los apoyos clave del Gobierno. Faltan menos de tres semanas para que se someta a votación y nadie quiere aún dar su brazo a torcer. Al menos en público. Pero cuesta creer que opten por blindar la reforma del PP.

Y los agentes sociales tampoco quieren que se eche por tierra el acuerdo al que llegaron tras más de 9 meses de negociaciones. Especialmente el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, que ha tenido que lidiar con la oposición de la patronales catalana y madrileña, Foment y CEIM, la del campo, Asaja; y la del motor, Anfac. Se apresuró a asegurar que no pemitiría que se tocara ni una coma de lo acordado. Pero cuesta creer que si no se modifica lo sustancial rompa un pacto que la costado cicatrices en la entidad.

Al Gobierno y, especialmente a la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, le toca ahora alcanzar de nuevo un objetivo difícil, como en su día lo fue el pacto tripartito para la reforma laboral. Ahí logró cerrar el triángulo, ahora, con un poco de maña y flexibilidad de unos y otros, quizás logre cuadrar el círculo. Si no tenemos servido un nuevo terremoto político, con parte de los fondos europeos en juego.

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