TRAS LA SUPERCOPA
Y, de pronto, Madrid se pone a temblar
Emilio Pérez de Rozas
Periodista
Licenciado en Ciencias de la Información por la UAB. Hijo de Carlos Pérez de Rozas, sobrino de Kike y Manolo Pérez de Rozas, integrantes de una auténtica saga de fotoperiodistas. Trabajó en Diario de Barcelona, fundador de El Periódico de Catalunya en 1978 también formó parte de la redacción en Catalunya del diario El País. Colaborador del diario deportivo Sport y vinculado al departamento de Deportes de la cadena COPE, que dirige Paco González. Emilio suele completar muchas de sus informaciones con sus propias fotos, en recuerdo a lo aprendido junto a su padre y tíos.
Me resistía a escribir del asunto porque no me lo acababa de creer. No sé, pensaba que era cuestión de cuatro iluminados envidiosos. O de cuatro colegas fieles a Florentino Pérez, que protegían la inmensa obra del poderoso presidente del Real Madrid, temerosos, tal vez, de que la aparición del Barça 2.0, del éxito, quién sabe, del ‘baby Barça’, ensombreciese los 17 puntos de ventaja que el club blanco le saca a los azulgranas en LaLiga o ese fastuoso platillo volante, moderno y tecnológicamente avanzadísimo, en que han convertido el Santiago Bernabéu.
Insisto, lo creía un asunto de barra de bar, casi de Twitter, pero vista la reacción del todo Madrid ante la alegría que ha provocado (vale, sí, posiblemente excesiva, lo entiendo, pero hay que tener en cuenta de donde viene el Barça) en la ‘gent blaugrana’ el buen partido, la valentía y, sobre todo, la consolidación de la idea de que los mejores jóvenes los tiene el Barça (en la alineación inicial blanca de Riad, solo había dos españoles: Carvajal y Nacho), no tengo más remedio (ustedes me perdonarán) que escribir sobre el asunto.
El Madrid, líder
17 puntos de más, habiéndolos eliminado de la Supercopa, con un estadio galáctico, con un presidente poderoso (y, encima, amigo, ahora, de Joan Laporta, asunto poco agradable para muchos culés y nada explicado por el presidente azulgrana), cuentas saneadas, fichaje de Kylian Mbappé casi cerrado, equipo redondo, entrenador señor, Vinicius-Benzema, la pareja de moda en Europa, ¿qué les pasa a los blancos para estar tan enfadados e inquietos por las alegrías culés?
Es verdad, muy cierto, que Madrid siempre ha sido muy dado al relato grandilocuente, a hablar de todo lo bueno que tiene, que funciona, mientras que en Barcelona, en Catalunya, siempre ha imperado (casi) una autocrítica destructiva. Por ejemplo, la dupla ‘Vini’-Benzema es demoledora….en ataque, pero no defiende nada, cero, pero eso no se cuenta. O no se dice nada cuando un niño de justo 1.78 metros, Ansu Fati, sobrevuela y golea las cabezas de Nacho Fernández (1.80), Éder Militao (1.86) y hasta los brazos interminablemente largos de Thibaut Courtois (2.00).
Pero en la burla que veo en todos los medios de comunicación de Madrid sobre el despertar del Barça (ya saben que yo no defiendo el “¡hemos vuelto!” de Laporta, pero sí el “estamos volviendo” del vestuario) es evidente que hay un cierto poso de la ‘era Mourinho’. Y hasta un regusto al momento impresionante del Barça de Pep Guardiola. Y al trasplante de aquel equipo y manera de jugar a la selección, que tanto gusta en Madrid. Y puede, claro, que muchos teman que aquello se repita cuando, ciertamente, a día de hora, 13 de enero del 2022, parece (es) imposible.
El 'baby Barça'
Y es que si se repite, ocurrirá de la mano, de nuevo, del Barça, pues los chicos que, en el próximo Mundial, serán el tuétano de España (la selección de ellos y, entonces, sí serán fantásticos), serán Ferran Torres, Ansu Fati, Gavi, Nico, Eric García, Pedri…y es posible que esa idea no les guste. O les disguste. Y más si piensan que ese ‘baby Barça’ está sobreviviendo (y les asustó, y mucho, en Riad) sin Neymar, Suárez, Messi y Griezmann, que se fueron, dejando en pelotas al Barça.
Porque ese puede ser, ya ven, otro de los motivos que les disgusta, que provoca enfado. ¡Estos tíos están más que arruinados! ¡casi desaparecen! ¡estaban en bancarrota! y fichan, se endeudan (cuando Goldman Sachs cierre el préstamo de 1.500 millones de euros, el Barça deberá 3.000 millones), hacen juegos malabares para inscribir a sus jugadores, les corroe el límite salarial, hacen operaciones ficticias como la renovación de Samuel Umtiti, nos harán sombra con el ‘Espai Barça’, con un remozado Camp Nou esplendoroso y se presentan en Riad con lo puesto, con un equipo cogido con alfileres, de chicos salidos de lesión y Covid-19 y fuerzan una prórroga en un partido que debimos ganar con una mano.
Es posible que todos los opinólogos blancos se dieran cuenta anoche que, después de que su Real Madrid lograse su quinta victoria consecutiva ante el Barça y alcanzase los 100 triunfos en este duelo universal, la derrota está más cerca que nunca, pues el Barça 2.0 que empieza a despuntar les ha metido el miedo en el cuerpo a todos hasta llegar a forzar la ironía de escribir: "¡Caray! Parece que el equipo que vaya a jugar la final del domingo sea el Barça, ¿a qué viene tanta euforia?". A vuestro miedo.
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