Literatura

La nueva criatura

Decía Natalia Ginzburg que siempre hay muchas formas de vivir y que cualquiera puede hacer de sí mismo una nuevo ser, quizás incluso opuesto

Natalia Ginzburg, en Roma en 1989.

Natalia Ginzburg, en Roma en 1989. / periodico

Jenn Díaz

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Decía la Ginzburg que siempre hay muchas formas de vivir, y que cualquiera puede hacer de sí misma una nueva criatura, quizás incluso opuesta. Lo dice en sus crónicas y recuerdos, recogidas en 'Domingo'. Ya hace tiempo que acepto, saludo y doy la bienvenida a las muchas formas de vivir, y todavía con más entusiasmo y cierta curiosidad acepto, saludo y doy la bienvenida a todas las criaturas que he ido haciendo de mí misma.

Lo que no había sospechado, muy cómoda y tranquila, confiada del todo, es en la nueva criatura: la opuesta. Reconozco que esta me ha sorprendido mucho, y también reconozco que no me ha costado nada aceptarla, saludarla y dar la bienvenida a esta nueva criatura opuesta, igual de confiada o quizás un chico más y todo, y quizás algo más tranquila y de una tranquilidad envidiable. Me la miro con extrañeza: la opuesta, la opuesta de mí que también soy yo… si es que tiene algún sentido esto que acabo de decir. Pienso que sí.

Estas criaturas, las nuevas, las antiguas, las que se asemejaban mucho entre ellas, la opuesta, la gran desconocida y las que todavía tienen que venir, siempre se han arrastrado y escondido entre las líneas que escribo: bien sea aquí, que hablo para los otros, o bien en los libros, donde hablo para mí o para nadie. El interlocutor de los libros siempre ha estado indefinido en la conversación que representa la escritura de una novela: y de golpe este interlocutor se te hace presente, con el objeto.

He descubierto que esta nueva criatura que la Ginzburg decía se me anticipa con los libros que escribo. Cuando los escribo, no estoy todavía. Escribo las cosas que no me han pasado, pero que me pasarán: están a punto, a punto de pasarme. Los tiempos de la escritura, la corrección y la edición, en cambio, hacen que esta premonición se deshaga un poco, desaparece el hechizo: porque cuando el libro ya puede ser leído esta criatura anticipada ya forma parte del pasado. La nueva criatura, que nació de la intuición, de golpe ha dado paso a la siguiente. Y he aquí, el misterio y el milagro: yo te saludo, criatura opuesta a mí, idéntica a mí.

Suscríbete para seguir leyendo