Barça

La penitencia culé

Se quiere seguir jugando como si en el campo estuviera la mejor versión de Xavi e Iniesta, arropados por un equipazo. Y ahí chirría todo

Luuk en el partido ante el Granada

Luuk en el partido ante el Granada

Sergi Sol

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La renovación de Umtiti da la exacta medida de la calamitosa situación económica del Barça. Y, a su vez, deportiva. Como la cesión de Coutinho. A ambos jugadores, que ni regalados los querrían, se les va a seguir pagando la mitad de la ficha multimillonaria que perciben. ¡Qué remedio! A uno, para permitir inscribir a Ferran Torres. A otro, para que no estorbe en el campo y para desahogar la masa salarial. 

Pese a esas medidas tan comprensibles como desesperadas, el Barça está para ganar absolutamente nada. No este año. Dicen que es un equipo en construcción pero más bien –y duele decirlo- es un equipo del montón. A duras penas puede pelear, con más pundonor que brillo, por una plaza de Champions. 

Los jóvenes sudan la camiseta. Siempre podremos apelar a esa entrega. Y tal vez alguno conozca la gloria en su carrera deportiva. ¡Ojalá! Pero la camiseta la suda hasta el cuarentón Alves, que -en este año de propina inesperada- está en condiciones de sobresalir. Este Barça carente de remate es con mucho el peor de las últimas tres décadas. 

Y lo tiene más crudo de lo que parece. Jugadores de la casa - más por necesidad que por convicción alguna- con rutilantes fichajes. Si el Barça jugara al ‘catenaccio’ igual tendría alguna posibilidad contra uno de los grandes. Pero se quiere seguir jugando como si en el campo estuviera la mejor versión de Xavi e Iniesta, arropados por un equipazo. Y ahí chirría todo. Para este Barça salir a disputar un partido de tú a tú contra un grande es hoy una temeridad.

Este Barça puede empatar en Granada con más pena que gloria. O ganar ‘in extremis’ en Linares dándolo todo. A lo sumo, un día le puede salir un buen partido contra un buen equipo. Pero olvídense. No da para más. 

Solo queda cargarse de paciencia y resignación. Y soñar para que en un lustro vuelva a ser un equipo competitivo en Champions.

Otra cosa es esa maravilla que pisa el Estadio Johan Cruyff y que tiene a la mejor jugadora del mundo. Un equipo que da espectáculo y que juega al fútbol como los ángeles. ¡Por Dios, qué contraste!

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