Episodio viral

Navidad sin gambas

El pobre, al parecer, solo puede robar leche y pan, unas gambas para disfrutar de la Navidad está fuera de su alcance

¿Es malo chupar las cabezas de las gambas y los langostinos?

¿Es malo chupar las cabezas de las gambas y los langostinos?

Imma Sust

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Hay comportamientos de la especie humana que me cuesta definir. Mezquino, cruel o lamentable. Eso me parece el comportamiento de esos señores de Alicante que, sin ser policías ni guardias de seguridad, deciden convertirse en justicieros y reducir a un pobre hombre que robó unas gambas en un famoso supermercado alemán. Hay un vídeo que se ha hecho viral donde podéis ver cómo lo agreden sin miramientos. Los comentarios en Twitter demuestran hasta dónde puede llegar la mezquindad humana. “Que las gambas son un capricho, que no era comida de primera necesidad, que si quiere comida sabe dónde pedirla”.

Primero, me flipa cómo algunos están al corriente de las vidas y los sentimientos de personas que ni siquiera conocen y luego, puestos a inventar, yo soy más partidaria de hacerlo en positivo. Como me dijo una amiga cajera un día: “Hay una norma no escrita en nuestro trabajo. Si vemos a alguien que robar comida, no hemos visto nada”. ¿Pero qué comida?, se preguntarán algunos. Esos que deciden que el pobre no tiene derecho ni a gambas ni a turrón por Navidad. ¡El pobre solo puede robar leche y pan! En mi fantasía, ese señor quería tener un detalle con su humilde familia y ofrecerles unas gambas por Navidad. No robó nada más. Únicamente una caja de gambas de oferta. Pero, por lo visto, esto no está bien.

Me parece muy cruel dar siempre la misma basura a los pobres. Cuando en un súper me encuentro alguna oenegé que pide comida, yo soy de las raritas que les da cava y galletas Príncipe. Me importa un bledo que no sean saludables. La vida no solamente es sobrevivir, también hay que disfrutar. Y esas gambas simbolizaban esto. Soy pobre, pero hoy es Navidad y mi familia no necesita unas gambas, pero va a disfrutarlas. No las necesita ni la familia pobre ni la familia rica. Ni marisco, ni turrón, ni pavo. ¡Nada es necesario! Pero nos gusta, una vez al año, comer hasta reventar. No mirar ni el colesterol ni el azúcar en sangre. Pasamos de todo. ¡Es Navidad! Pues ese señor pensó lo mismo. Pero un grupo de ‘batmans’ del todo a 100 decidieron que su Navidad sería sin gambas. Puestos a hacerse los héroes, podrían haber decidido dejar de aplastarlo y pagarle la caja entre todos. Pero eso sería pedir demasiado.

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