Seguridad y libertad
Almeida se enredó con Almudena Grandes. Fue un combate desigual. El alcalde de Madrid quedó demasiado mezquino para tan gran fantasma. Casado anda a lo suyo, dejando montoncitos de ceniza por las esquinas. Mientras, Ayuso despidió el año celebrando una columna de opinión en el 'Washington Post'. El autor la calificaba de “estrella política más candente de España”. También elogiaba su enfoque de control de la pandemia “manteniendo el equilibrio entre libertad y seguridad”. El elogio es más que discutible sin atendemos la gestión sanitaria, pero es acertado como estrategia política.
Las medidas de control del virus están levantando fuertes oleadas de protestas en toda Europa. En ellas se manifiestan grupos de ultraderecha, pero no solo. Imposiciones como la adoptada por Italia -la vacunación obligatoria para los mayores de 50 años- tensan el debate. El escenario perfecto para que triunfe cierto populismo de derechas. Ahí, Ayuso brilla con luz propia. Sin duda, el equilibrio entre libertad y seguridad es el gran tema. Y se puede hablar de libertad, siempre que se exija responsabilidad por la gestión. También de seguridad, sin rehuir el debate sobre hasta qué punto podemos asumir la pérdida de derechos.
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