La nota

¿Milagro Draghi?

La incógnita es si conviene que el exitoso líder del BCE y actual primer ministro sea elegido presidente de la República de Italia

Mario Draghi en una reunión del Gobierno.

Mario Draghi en una reunión del Gobierno. / EFE

Joan Tapia

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Siempre conviene mirar a Italia. Un país que se nos parece en defectos -a veces incluso nos supera-, pero que tiene una invisible resiliencia que le permite salir adelante. Aunque sin resolver su principal problema: el grave estancamiento económico de los últimos 20 años.

Italia acaba de decretar la vacunación obligatoria para los mayores de 50 años. No sé lo que le parecerá al nuevo presidente del Constitucional, González-Trevijano, el artífice de la sentencia contraria al estado de alarma, pero lo debería reflexionar.

Felipe González, criticando la actual política española, dijo que cada vez se parece mas a la italiana, por la creciente fragmentación, pero añadió que “sin italianos”. ¿Peor? La inestabilidad y la falta de crecimiento llevaron a que una parte relevante de Italia se cuestionara incluso salir del euro. 

En febrero de 2021 una grave crisis gubernamental fue resuelta por el presidente Mattarella nombrando primer ministro a Mario Draghi, que había sido gobernador del Banco de Italia y presidente -exitoso- del Banco Central Europeo. Draghi logró el apoyo de la Liga de Salvini (extrema derecha contraria a la inmigración), del partido de Berlusconi (ligado al PP europeo), de los populistas de Cinco Estrellas y del PDI, el gran partido de la izquierda. Un Gobierno de unión nacional, excepto una parte de la extrema derecha. ¿Desde Abascal a Yolanda Díaz? No, no exactamente. Pero desde el pragmático empresariado del norte (con influencia sobre la Liga de Salvini) hasta las fuerzas de izquierda llegaron a la conclusión de que Draghi les podía servir para serenar la política y aplicar las reformas que Europa exige para acceder a los fondos -algo superiores a los españoles- del plan de regeneración europeo.

El Gobierno de Draghi ha trabajado e infundido confianza, Italia crece ahora mas que España, Bruselas mira a Roma de otra manera y el influyente ‘The Economist’ acaba de sentenciar que Italia es el país del mundo que más ha mejorado en el 2021. ¿Hay que copiar a Italia? Bueno, no tenemos un Draghi. Josep Borrell y Luis de Guindos son otra cosa. Y además la historia todavía no ha acabado.

Este mes se debe elegir un nuevo presidente de la República con un mandato de siete años. Si Draghi no se presenta podría continuar de jefe de Gobierno e intentar seguir implementando las reformas hasta las elecciones de 2023. Pero si es elegido presidente podrá supervisar la política italiana durante un periodo mucho más largo. El problema es que sería difícil mantener el Gobierno de unión nacional con otro primer ministro y que las elecciones podrían ser inevitables, con lo que la agenda reformista saltaría por los aires. 

¿Qué pasará? Draghi parece dispuesto y es difícil que haya otro candidato que pueda tener más apoyos entre los mil electores (diputados, senadores y representantes de las regiones). Pero en Italia las elecciones a presidente siempre son superbarrocas. Y ningún primer ministro ha saltado directamente a presidente. Si Draghi se presenta y no es elegido, el riesgo de que la lucha partidista vuelva a imponerse es alto. Si Draghi es presidente, también. Salvo que logre consensuar un jefe de Gobierno técnico por dos años.

Todo complicado. Italia no es la solución a nuestros males. Pero Pedro Sánchez y Pablo Casado harían bien en sacar algunas conclusiones. Una, la unión nacional es excesiva y sería muy extraña en una España plurinacional. Dos, Draghi (74 años) es la prueba de que algunas veces un político pragmático logra pactos muy amplios.

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