Ni arriba ni abajo, no mires
‘No mires arriba’ es una exagerada sátira, pero tan real que en algunos momentos crispa, a la vez que desbloquea los ojos
Álex Sàlmon
Periodista. Director del suplemento 'Abril' de Prensa Ibérica.
La película ‘No mires arriba’ (Don't Look Up), éxito en Netflix estas Navidades y, por desgracia, poco en las salas, es ese tipo de filme que recibe las mejores o las más crueles opiniones. Sin entrar en detalles, la historia pretende ser una irónica crítica a la sociedad americana. Sin embargo, es fácil verse reflejado.
Trata del descubrimiento de un meteorito cuya órbita lo lleva directo a la Tierra. Resultado: la destrucción total. Este argumento apocalíptico es una excusa para desarrollar diferentes ideas.
Analizo solo tres: la incredulidad ante la verdad, la mofa inmediata ante todo y la obsesión enfermiza, y en este caso infantil, por hacer dinero sin importar los riesgos.
Primero, aceptamos como verdad aquello que aparenta serlo y coincide con nuestros valores, aunque sea falso. Por ello, lo que está soportado por hechos que nos van en contra entra en el territorio de la especulación y la mentira.
Segundo, todo puede tomarse a guasa. Hasta lo más trascendental, como el fin del mundo. Se pueden hacer ‘memes’, ‘stickers’, ‘ticktocks’ y todo un listado de palabrería ‘anglo’ asumida, donde el denunciante quedará en un ridículo rápido y, por ello, todos sus argumentos serán puestos en duda. La risa jocosa del grupo adolescente.
Tercero, la evidencia de que existen seres inhumanos capaces de poner en riesgo el planeta con afán de incrementar sus ingresos, sabiendo que sus propias riquezas los salvarán en el último momento. Cambio climático.
La película es una exagerada sátira. Es cierto. Pero tan real que en algunos momentos crispa, a la vez que desbloquea los ojos, si todavía no están suficientemente abiertos.
La verdad, el pitorreo y la codicia. Uno detrás de otro se convierte en un cóctel explosivo y muy contemporáneo. El cinismo jocoso del filme describe a seguidores de no mirar al cielo (arriba) o mirar al problema directamente. Disposiciones opuestas y radicalmente enfrentadas. El juego de siempre que obliga a posicionarse, pero a la contra sin encontrar soluciones. ¿Les suena?
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