Entender + el segundo año de covid

Me acuerdo de 2021

Una versión del libro de culto 'Me acuerdo', donde Joe Brainard repasa su vida a través de flashes, pero con recuerdos dispersos del año que acaba

Un bar de Sabadell, cerrado en marzo del 2020 a causa del covid-19

Un bar de Sabadell, cerrado en marzo del 2020 a causa del covid-19 / periodico

Miqui Otero

Miqui Otero

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Me acuerdo de que empezamos el año intentando olvidar el anterior.

Me acuerdo de que la primera canción que puse en 2021 fue The Only Way Is Up: Otis Clay diciendo que nada podría ir peor. Me acuerdo de volcar el salero. Me acuerdo de limpiar la casa al día siguiente y de un muñeco de Pocoyo flotando boca abajo en el wáter como en el final de El Gran Gatsby.

Me acuerdo, horas después, de una chica con flequillo y un crucifijo tatuado entre sus pechos, saliendo en top less con las manos en alto de la rave en Llinars del Vallès. Me acuerdo de pensar en la Resistencia No Violenta y en la resaca.

Me acuerdo de ver una caja de flan Mandarín en la alacena. Preparado en polvo para flan clásico. Seis sobres para cinco flanes cada uno. Añada usted el azúcar. Los solíamos cocinar durante el primer confinamiento. Me acuerdo de que la fecha de caducidad marcaba 5 de abril. Me acuerdo de prepararlos y de, una vez hechos, guardar la caja para solo entonces descubrir que caducaban el 5 de abril de 2020. Me acuerdo de pensar que efectivamente olvidábamos ese año. O confundíamos los años como los niños confunden los días.

Me acuerdo de comprarme Sobre la vida feliz, de Cicerón, y de olvidarlo una hora después en un asiento del metro. 

Me acuerdo de los colores de los arcoíris apagándose en los balcones. Me acuerdo de las pancartas ya grises de “Tot anirà bé”. Y de “Ens en sortirem junts”. Me acuerdo de cuando no compartíamos ascensor y de cuando un vecino anciano me adelantó en el camino que iba de la puerta de la finca a la del ascensor para cogerlo antes. Me acuerdo de su bastón.

Me acuerdo de ver la cabalgata de los Reyes Magos por la tele. Me acuerdo de ver a un tipo con cuernos de bisonte asaltar el Capitolio. Me acuerdo de pensar en si Araceli tendría efectos secundarios después de ser la primera vacunada de España. Y de si estaría viendo el mismo canal que yo.

Me acuerdo de una jovial chica asiática haciendo aerobic con mascarilla frente a la cámara, mientras por detrás los tanques marchaban hacia un golpe de Estado en Birmania. Me acuerdo de pensar que todos éramos esa chica.

Me acuerdo de acordarme de cuando dejábamos los zapatos a la entrada. Y de los virus en superficie. Me acuerdo de cuando algunos padres fregaban los tomates con lejía. Me acuerdo de limpiar (solo una vez) los paquetes de pasta con Cristasol. 

Me acuerdo de pensar que nunca volveríamos a hacer cosas así. Me acuerdo de cuando comíamos sin mascarilla en bares llenos pero nos la poníamos para ir al baño. Ayer.

Me acuerdo de la frase “Diputados arrepentidos de Ciudadanos”. Me acuerdo de que la noticia pasaba en Murcia. Me acuerdo de los indultos.

Me acuerdo de los bares cerrados. Me acuerdo de compartir Doritos y latas con mis amigos en un parque infantil. Me acuerdo que una vez entró la policía y cogí a mi niño en brazos, como si fuera un escudo humano.

Me acuerdo de la primera vez que mi hijo (4) llamó al sitio donde me encierro a escribir “estuche”, cruce de estudio y despacho.

Me acuerdo de cuando me dijo que solo le tenía miedo a los meteoritos. Y yo le dije que si venía uno nos enteraríamos antes para poder huir. Me acuerdo que contestó: “Pues los dinosaurios no lo vieron venir”.

Me acuerdo de cuando le salieron las dos paletas centrales de leche a mi hija (1). Con diastema, como las mías. 

Me acuerdo de un bar del Raval donde había una pancarta que decía: “Aforo máximo: una persona”.

Me acuerdo de ir a Madrid y que de repente fuera como viajar a Narnia.

Me acuerdo de cuando pudieron celebrar el aniversario de la muerte de mi tía Felisa, justo un año después del arranque de la pandemia. 

Me acuerdo de la primera vez que escuché la canción Me dijeron que ya no vives aquí, de Wild Honey. Y de la primera que escuché el verso: “Cerré los ojos, pasaron muchos años”. 

Me acuerdo del precio del Megavatio y de pensar que deberían expropiar las eléctricas o, al menos, cambiarle el nombre a Megavatio para que fuera menos aparatoso. 

Me acuerdo cuando se hablaba sin descanso del agotamiento, la fatiga, el cansancio.

Me acuerdo cuando se hablaba de los cuidados y de perrosánchez. Con mucho insulto.

Me acuerdo del capítulo de 'Peppa Pig' cuando quiere aprender a silbar y no puede y descubre no el silbido sino la envidia.

Me acuerdo de cuando el volcán de La Palma aparecía siempre en un recuadrito en un rincón de la tele, como una lámpara de lava en la mesa camilla. Y de cuando se aprendieron que Las Palmas no era lo mismo que La Palma y tampoco que Las Palmas de Gran Canaria. 

Me acuerdo de cuando murió Omar Little y de pensar si habría Cheerios de miel en el cielo. 

Me acuerdo de la camisa de colores de John Lennon en Get Back. 

Me acuerdo de ir a ver el Ecce Homo de Borja en verano. En tiempos tan raros uno sólo puede rezarle a un Cristo así.

Me acuerdo de comprar unas bambas de color rojo después de haber dicho siempre que solo los señores con crisis de los 40 las compraban. 

Me acuerdo de Carmen Martín Gaite maravillándose en Retahílas sobre lo fácil que es hablar. 

Me acuerdo de rescatar la última botella de plástico de cerveza de marca blanca del Mercadona, vestigio de una compra de la primera semana de confinamiento estricto. Me acuerdo que pensé que si me la bebía todo se acababa. Me acuerdo de que estaba desbravada. 

Me acuerdo de ver a Messi llorar porque se iba. Me acuerdo de un muñeco de Messi en una tienda de souvenirs de las Ramblas al 50%. Me acuerdo de un amigo que me dijo que la primera vez que vio llorar a su madre fue cuando murió Montalbán. Me acuerdo de cuando me encargaron un prólogo de Montalbán.

Me acuerdo del alcalde de Vigo gritando “¡Arranca la luz!”.

Me acuerdo de releer el libro Me acuerdo, de Joe Brainard, donde repasa toda su vida con detallitos que recuerda. Me acuerdo de pensar que no sería mala idea hacer lo mismo con 2021, un año que arrancó queriendo olvidar el anterior y que va camino de ser olvidado.

Me acuerdo, por suerte o por desgracia, de todo y de todos.

Me acuerdo de enviar la última columna del año y bajar a comprar flanes, quintos y langostinos.

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