Lo mejor y lo peor de 2021
Más allá de la perseverante pandemia, lo más relevante del año es la consolidación de una conciencia colectiva a favor del medio ambiente
Jordi Alberich
Economista
Jordi Alberich
En un día como hoy corresponde acercarnos a lo mejor y lo peor del año que acaba, de un 2021 marcado por la perseverante pandemia. Doce meses en los que, pese al desánimo generalizado, se ha dado alguna que otra buena noticia. Entre ellas, destacaría el compromiso con la transición verde.
Más allá de las políticas contra el cambio climático que han emprendido los Estados de todo el mundo, entre las que destacan los europeos, lo más relevante es la consolidación de una conciencia colectiva a favor del medio ambiente. El cuidado del planeta no es una más de tantas modas efímeras, es una prioridad que ha venido para quedarse y que tiene como principal valedor a una ciudadanía que presionará cada vez más a empresas y gobiernos. Además, vamos comprobando cómo, pese a sus costes iniciales, la transición verde puede convertirse rápidamente en un factor de crecimiento económico, bienestar social y cohesión territorial.
Por su parte, en lo negativo, resulta preocupante cómo aún no acabamos de asumir que, de la misma manera que el equilibrio ecológico se ve altamente amenazado, la paz social también puede explosionar el día menos pensado. La pandemia ha acelerado unos desequilibrios que venían de lejos y que cada día resultan más insostenibles. Sin embargo, el debate público no responde a la gravedad del momento, pues las discusiones son las mismas de hace unos años, cuando las circunstancias eran muy distintas. Así, mientras el malestar ciudadano se agranda y enquista, el debate se limita a si dos puntos más o menos de IRPF, o si este o aquel ajuste del mercado laboral. Y no es eso. Lo que está en juego son las mismas bases de nuestra democracia, de la manera de organizarnos social y económicamente.
Y al igual que sucede con la transición verde, un nuevo contrato social, o como queramos llamarle, también llevaría a un mayor crecimiento y cohesión social. Pero algunos creen que saldrían perdiendo. Y resulta que, aunque son muy pocos, mandan mucho. ¡Feliz Año Nuevo!
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