Apunte
Reforma laboral: Cicatrices en la CEOE
Una parte no menor de la patronal discrepa del acuerdo alcanzado en el marco del diálogo social

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y el presidente de CEOE, Antonio Garamendi. /
Después de casi un año, el Gobierno puede esgrimir una reforma laboral acordada con los sindicatos y la patronal. Tras una largo periplo durante una parte del cual el protagonismo se lo llevó la definición o denominación de lo que se iba a hacer (que si derogación, que si cambio, que si reformulación...), las tres partes pueden 'vender' un éxito, pese a que ninguna de ellas ha logrado el 100% de lo que perseguía. Esa, de hecho, es la esencia de cualquier acuerdo entre partes que defienden posiciones distintas, si no opuestas. Algo que se ha demostrado reiteradamente posible en el diálogo social (con una docena de acuerdos) y que tan poco (o nada) vemos en la política.
De cara a Bruselas, que deberá ratificar que se cumple uno de los requisitos esenciales para recibir nuevas entregas de los fondos 'Next Generation', y que priorizaba la lucha contra la temporalidad, se cumple una exigencia importante: una reforma en la que participan tanto los representantes de los trabajadores como de los empresarios. Veremos si considera suficiente lo acordado para reducir la precariedad del mercado laboral. Ahora será el turno del consejo de ministros del próximo martes y, posteriormente, de la ratificación por parte del Congreso de los Diputados. Pero uno de los grandes retos se ha superado.
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Esta discrepancia airea diferencias profundas en el seno de esta organización, que permanecían larvadas. La estrategia de minimizar los daños por la que ha optado el presidente, Antonio Garamendi, incomoda a una parte no menor de la entidad. Y eso, como con toda herida, veremos si deja cicatrices en la organización y de qué magnitud.
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