Ágora

El fantasma de las Navidades futuras

Cada año se impulsan campañas desde muchas instituciones para evitar estereotipos de género en los juguetes. Cada año las niñas vuelven a la casilla de salida

Los juguetes que están arrasando en Black Friday 2021: ¡Se agotan!

Los juguetes que están arrasando en Black Friday 2021: ¡Se agotan!

Nahir Gutiérrez

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Hace muy poco que me uní a la Asociación 50a50. Pero debo decir que, cuando me meto en un charco, es para nadar. Este texto nació como chapoteo en un chat de Whatsapp con las socias, donde una subió la foto de un folleto de juguetes. A la ristra de epifanías vitales que me asaltan se sumó otra: la de ver que nada hemos avanzado en cosas tan importantes como el juego de las criaturas. En el chat se desencadenó una ola de indignación que detonaba 'hashtag' tras 'hastag': #NoSonRegalosSonTrampas, #CambiemosElJuego, #LoQueElRosaEsconde, #AbajoLosReyesMagos, #VivanLasReinasMagas…. Y desde 50a50 arrancaba así una campaña por esos cambios que se plantearon –por decirlo a la manera de Dickens- para el espíritu de la campaña juguetera de la Navidad pasada, pero siguen sin llegar en esta Navidad presente. Cada año -y desde hace unos cuantos- se impulsan campañas desde muchas instituciones para evitar estereotipos de género en los juguetes. Cada año las niñas vuelven a la casilla de salida. 

Los juguetes marcan roles, y los roles devienen comportamientos. Nos desgañitamos hablando de techo de cristal y de la ausencia de mujeres directivas. Pero los juguetes para niñas incluyen un kit de fregona y mopa. Mis propios hijos me insisten en que las niñas, en nuestros días, pueden jugar con lo que quieran y ser lo que quieran y si ellas son quienes piden eso a los Reyes pues… Los miro fascinada por su candidez que me recuerda mi propia ceguera ante el elefante en el salón. No lo vemos porque viene envuelto en todas las gamas del rosa. Y porque hace juego con todo lo demás. Encaja en todo lo que llevamos incrustado en el ADN. Camuflaje de primera. El último informe del Consell Audiovisual de Catalunya (CAC), del pasado febrero, indica que los estereotipos femeninos, lejos de rebajarse, aumentan en los anuncios hasta un 88.8%. El informe oficial del Instituto de la Mujer advertía en 2020 que más del 60% de los anuncios de juguetes muestran a las niñas en roles femeninos de belleza o cuidado, casi la mitad de los productos anunciados para las niñas son muñecas y accesorios, mientras en el caso de los varones “se estimula la creación, el intelecto y la creatividad".

La conclusión de la revista 'Science' de que, entre los 5 y los 6 años, las niñas dejan de asociar la inteligencia con su género es demoledora. El universo de juguetes para niñas les enseña que tienen que gustar (maquillajes a partir de ¡3 años!), y que sus ámbitos son el hogar y los cuidados (cocinitas, carros de la compra, bebés y biberones). Los juguetes de los niños lo tienen todo: el pirata que surca los mares y el futuro ingeniero que monta grúas. Suyo es el espacio exterior y hasta el intergaláctico, como suyo ha sido históricamente el patio de la escuela. ¿Por qué si no han proliferado iniciativas que buscan compensar una carencia que seguramente nace de esos juguetes segregados y su consiguiente ausencia de modelos? ¿Quién queda por entender que esos estereotipos hacen daño –aunque no por igual ni con las mismas consecuencias en el largo plazo- a ambas partes de la ecuación? La imaginación hace todopoderoso el momento del juego, cuando pueden ser lo que quieran, ¿por qué limitar su desarrollo -sean niño o niña- condenándoles a un bucle de patrones que sabemos que ni funcionan, ni son justos? ¿Que ya sabemos, además, cómo terminan? Desde 50a50 invitamos a todas las asociaciones de voluntad similar a cambiar el verbo en esos estudios. No escribir 'impulsar' sino 'exigir'; ni 'amonestar' sino 'multar'; dejar de plantear y comenzar a legislar. Porque impulsando, amonestando y planteando estamos actuando como fuimos educadas a hacer: con prudencia y en voz baja. Es el momento de adoptar esas actitudes más masculinas, tan bien valoradas socialmente, como la asertividad, la ambición y la determinación, y empezar también a cabrearnos.

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