Conocidos y saludados

Verónica Forqué: la salud es lo que importa

La actriz explicó públicamente su depresión, describió su impotencia y reconoció su lucha y esfuerzo. Una situación que no pudo superar participando en 'Masterchef', concurso que tuvo que abandonar entre chanzas y zarpazos

Capilla ardiente de Verónica Forqué en el Teatro Español

Capilla ardiente de Verónica Forqué en el Teatro Español. /

Josep Cuní

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La semana se nos va dejando la salud en primer plano. Por las nuevas contradicciones sobre la pandemia que persiste, la efectividad de la vacuna que insiste y la persistencia del virus que resiste. El ómicron ahora, como las variantes que se han ido sucediendo, ha vuelto a zarandear los ánimos personales, la economía colectiva, las decisiones sanitarias y las preocupaciones gubernamentales a las puertas de una Navidad que se deseaba recuperada. Y tampoco. Efectos principales y secundarios de una amenaza que se alarga en el tiempo, mientras mantiene la incertidumbre como elemento dominante entre una sociedad que se las prometía muy felices esperando estrenar 2020 de sus anhelos y que aquí sigue, casi dos años después. Dudando de si algún día la pesadilla desaparecerá y podrá recuperar los sueños todavía frustrados y los proyectos aún aparcados. Y todo a causa de lo que nadie previó ni mucho menos temió. Que un virus fuera la causa que obliga a escribir este largo presente, entre permanentes signos de interrogación y muchos puntos suspensivos.  

Hace tiempo que nos avanzaron una parte de la herencia que el covid nos dejaría. Eran las secuelas psicológicas que ya están aquí provocadas por la tensión ambiental, mantenida también por las constantes correcciones y la dificultad de adaptarse a circunstancias diferentes por nuevas y perversas. Y nos hablaron de la salud mental como el próximo gran reto a superar. Lo hizo la anterior titular de Salut, Alba Vergés, en su despedida y Pere Aragonès la asumió en su debut presidencial. Y eligió un centro especializado como destino de su primera salida oficial, para proyectar imagen de concienciación y compromiso. Siete meses más tarde, arrecian los desengaños de los afectados que no encuentran alternativa sólida ni atención oportuna. Y relatan sus hazañas en el Parlament donde una catalana de la Noguera, Mercè Torrantallé, provocó un extraño silencio y concitó una inusual unanimidad tras espetar a la cara de los representantes de la ciudadanía que ellos, los afectados, no son una enfermedad con patas.

De algo parecido se había lamentado Verónica Forqué Vázquez-Vigo (Madrid, 1 de diciembre de 1955/ 13 de diciembre de 2021), cuando explicó públicamente su depresión, describió su impotencia y reconoció su lucha y esfuerzo. Una situación que no pudo superar participando en Masterchef, concurso que tuvo que abandonar entre chanzas y zarpazos. La cruda experiencia de un 'reality', que aún calentado en elegantes fogones y servido con hábil maestría puede destrozar con cruel educación. Y mientras la sociedad intenta asimilar tantos errores pasados y episodios escondidos de este tipo de víctimas, se abre en canal un debate que cuestiona oportunidades y procedimientos de un programa considerado tan blanco como un mantel y radiante como una cocina último modelo. De nada le sirvieron a la persona sus estudios de psicología ni los cuatro Goyas de la actriz. Tampoco los éxitos cinematográficos ni la popularidad televisiva.    

Nada es neutro en esta vida. Y, si no, que se lo pregunten a los cuatro millones de norteamericanos que han dicho basta al trabajo que tenían y se han despedido voluntariamente para poder disfrutar de su tiempo y su vida sin presiones ni agobios. Libres como el ave que escapó de su prisión y puede al fin volar.

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