Trabajo y pandemia

La felicidad, la mujer y la fatiga digital

Es sabido que una mayor disponibilidad de conexión no genera mayor productividad, sino que teletrabajar todos los días acaba por mermar el sentimiento de equipo, la creatividad y la adhesión a la empresa

Mujer teletrabajo

Mujer teletrabajo / Helena Lopes | Unsplash

Sílvia Cóppulo

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Que el teletrabajo no es una panacea lo hemos ido descubriendo a lo largo de estos años de pandemia, especialmente para las mujeres, que ven cómo la sobreconexión digital perjudica a su salud. Casi tres de cada cuatro mujeres (71,4%) manifiestan sentirse estresadas frente a un 58,1% de hombres. La fatiga digital también agota más a las féminas (60,7%) que a los varones (46,3%), aunque todos y todas saben de sobras que la sobreconectividad digital no tiene nada de bueno. Son datos que arroja el último estudio que hemos realizado con Erola Palau en la UPF-BSM, a partir de una muestra paritaria de 608 personas de 95 empresas de Catalunya: “La sobreconexión digital en la empresa afecta especialmente a la salud de las mujeres”.

En el ámbito emocional, mujeres y hombres mantienen posicionamientos antagónicos. Las teletrabajadoras afirman mayoritariamente que tantas horas de pantallas las hace sentirse solas. Los hombres se inclinan por lo contrario. Además, desde todos los puestos de las empresas, es sabido que una mayor disponibilidad de conexión no genera mayor productividad, sino que teletrabajar todos los días acaba por mermar el sentimiento de equipo, la creatividad y la adhesión a la empresa. Por ello, grandes corporaciones como Google intentan repetidamente volver a la presencialidad en edificios y estancias luminosas, de manera que ir a la oficina se transforme en una experiencia agradable que proporcione bienestar. 

Aprender a gestionar los tiempos

Ante la nueva ola que genera la variante ómicron, sugerimos a las empresas dar un paso más en la simple recomendación de quedarse en casa para teletrabajar. Gestionar los tiempos es esencial: un tiempo para el trabajo, un tiempo para la vida personal y un tiempo para el descanso. Evaluación por objetivos. Conciliación y corresponsabilidad familiar para todos y todas. Comunicación más fluida y empática desde la dirección. Formación respecto al riesgo de conductas adictivas a la red y hasta configurar respuestas automáticas para que mails y whatsapps digan que, a algunas horas, para ser felices, necesitamos descansar.

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