La nota

En el sofá de casa

Las ventas de libros subirán este año un espectacular 15%, mientras los pasajeros en los aeropuertos serán solo el 58% de los de 2019

Interior de la librería Byron, este miércoles.

Interior de la librería Byron, este miércoles. / FERRAN NADEU

Joan Tapia

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La recuperación va por barrios, lo que ayuda a entender algo los muy contradictorios datos sobre la economía. Somos un país dependiente del turismo y las cifras de AENA de los 11 primeros meses –conocidas este martes– ayudan a entender lo que está pasando. En este periodo, 107 millones de pasajeros transitaron por nuestros aeropuertos. Es un fantástico 43% más que el 2020, pero un 58% menos que en los mismos meses de 2019. Al menos en turismo, España está lejos de volver a la situación anterior. ¿Por qué Calviño no lo previó en su cuadro macroeconómico?

Pero este martes también supimos que las compraventas de viviendas –nuevas y usadas– en octubre fue la mayor en los últimos 14 años. Y que en los 10 primeros meses han crecido un 36%. ¿Tras la pandemia, los españoles prestan más atención a sus viviendas? Es lo que parece corroborar otro dato en apariencia bastante diferente. Patrici Tixis, presidente del Gremio de Editores, informó ayer que para el sector del libro el 2021 será el mejor año del último decenio y que las ventas crecerán un mínimo del 15% y quizá, dependiendo de la campaña navideña, un 17%.

Son cifras espectaculares porque el sector del libro fue el año pasado una de las pocas excepciones a la recesión generalizada, ya que sus ventas subieron un 0,8%. Estos datos que permitieron a Tixis insinuar que el libro, quizá como consecuencia de cierta saturación de las series, ha conseguido hacerse un hueco en el sofá de los hogares. Leer en el sofá de casa sería coherente con el aumento en la compra de viviendas.

Sobre el libro hay más datos interesantes. El 93% de los libros comprados son impresos y solo el 7%, digitales. Es cierto que este último porcentaje puede ser inferior al real porque la piratería sigue existiendo, pero parece que la cuota del libro digital ya no crece y en Estados Unidos, tecnológicamente muy avanzado, su participación está estancada sobre el 25%. Y las librerías vuelven a estar de moda. La movilidad en la calle ha crecido más que en los aeropuertos y el 69% de los libros se adquieren en librerías tradicionales o de proximidad. Aunque surgen también las de lujo, como la que Sergi Ferrer-Salat, el gran accionista de Laboratorios Ferrer, ha montado en pleno centro de Barcelona, en los locales que antes de la pandemia ocupaba su mimado restaurante Monvinic. Y no muy lejos, Tatxo Benet, el socio de Roures en Mediapro, ha abierto otra librería de impacto. Y no quiero dejar de citar la Byron, que también está a poca distancia. Crece la venta de todo tipo de libros, quizá ayudada por la aparición de las nuevas novelas de Fernando Aramburu (el de ‘Patria’), María Dueñas, Julia Navarro y Arturo Pérez-Reverte, pero, con todo, el subidón más espectacular es el de los cómics, y especialmente los manga, su versión japonesa. Lo que ha caído, un 6%, quizá como consecuencia de la desinflamación del ‘procés’ –o de la excesiva saturación anterior– es la venta de libros políticos catalanes.

Pero también hay sombras. El sector del libro facturará este año unos 2.600 millones de euros, lo que todavía queda lejos de los casi 3.200 alcanzados antes de la crisis de 2008. Y la exportación a Iberoamérica está en mínimos porque allí la crisis es mayúscula. Además, el gasto anual per cápita en libros es solo de 20 euros, cantidad que es inferior a la mitad de los 50 euros que aproximadamente se gastan tanto franceses como alemanes.

Es lógico, porque según el informe Pisa, al 24% de los españoles les cuesta entender lo que leen.

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