APUNTE

Xavi, atado de manos

Xavi, en Múnich.

Xavi, en Múnich. / AP

Albert Guasch

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La nueva era del FC Barcelona debería empezar por poner fin a los falsos optimismos. La realidad es cruda y la zozobra pinta a larga. 

Tanto a Laporta como a Xavi les gusta transmitir que todo irá estupendo. Ser optimista mola. Y tanto la industria alrededor del club como muchos seguidores les agrada oír esa música evocadora. 

Pero no hace falta combatir el derrotismo con proclamas de una remontada rápida y esplendorosa. El realismo también tiene su público y al Barça le quedan muchos partidos por perder. 

El club es como un barco atrapado en un mar de hielo. No puede avanzar, varado sobre todo por el peso de sus salarios. Seguramente tiene capacidad para fichar a un Ferran Torres gracias a Goldman Sachs, pero no tiene manera de inscribirlo por culpa del rigor del margen salarial de LaLiga.

La anterior directiva suspiró con que Coutinho, por ejemplo, hiciera un vistoso Mundial en el 2018 para recibir llamadas con ofertas aceptables. Y aquí sigue, cobrando más que el mejor pagado del Bayern (Lewandowski) o el City (De Bruyne). Y sigue Umtiti y otros de rendimiento cuestionable cuyos salarios se mantienen al nivel de superestrellas europeas.

La solución, fuera

Sin liberar fichas, seguiremos igual durante un par de años mínimo, hasta que se vayan acabando contratos, a no ser que algún club despistado enloquezca por algún jugador. No pasa nada por recordar esto. Lo entendemos.

Hasta entonces, las manos de Xavi permanecerán atadas. A nadie escapa que la solución a los males está fuera de la plantilla actual. Por tanto, la nueva era que aireó el técnico, entendiendo como tal al proceso para llegar a tutear un día al Bayern, depende ante todo de las gestiones del presidente y sus ejecutivos de confianza. Y no es para echarles un capote ni tapar sus errores, pero fácil no lo tienen.  

Xavi ya se ha dado cuenta que una cosa es tener un manual claro y mover botones sobre un tapete, y otra sentarse en el banquillo del Camp Nou y aplicarlo. Encontrar alternativas a los sucesos del juego sobre la marcha cuesta, y más con una plantilla frágil. Es un aprendizaje que ya irá haciendo. En esto sí cabe ser optimistas.

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